Armaduras

Esa noche, desnudo, te muestro mis batallas con los fantasmas que cree en defensa de tus pocas palabras, a veces desorganizadas.

Esa noche, te conté que de esa batalla salí victorioso, porque ya no tenía miedo, porque me quitaba esa armadura para abrir el pecho de nuevo y abrazar la idea de soñar, de crear un futuro juntos.

Respondiste enumerando tus prioridades, entre ellas estuve yo luego de recordarte que de todas las que nombraste ninguna me incluía.

"Ouch"respondí.

Un fonema bastó para que justifiques de mil maneras porqué respondiste hablando de tus prioridades en un espacio en el que se suponía hablábamos de un "nosotros". En más de una de las justificaciones, yo era responsable.

Tranqui, respondí. Pues es posible que la versión original sea la correcta. Tal vez pasó tanta agua bajo el puente que no hay roca que en su lugar de quede. Tal vez no solo "no sabes expresarte", tampoco escucharte.

Yo me abrí, vos miraste para otro lado.

Para poder seguir fingimos que esa conversación no sucedió, aunque esa información me sacudió. Acá sigo, son las 4am, vuelvo a plantearme si debo lustrar aquella armadura, reforzarla, para vestirla de nuevo o simplemente abandonar el campo de batalla y recorrer "campos de trigo", para conectar con atardeceres y buscar la paz.