si tengo que hilar las palabras que me decís
bordaría una alfombra tan grande
que cubriría los mármoles de la Casa Rosada,
no es que yo busque un lenguaje escondido
en cada oración que cantás
sino que tus letras son secas y fuertes,
casi nunca sé lo que pensás,
por éso me doy a la tarea
de rebuscar en esta habitación
llena de dagas y algunas velas
que alumbran un oscuro rincón;
reposo todavía pensativa
cuando en el marco de un sueño sumergido
encuentro el motivo
de una frase que emitiste hace tres meses,
¡motivo escondido!
recubierto de apariencia indiferente
encuentro el por qué de tus silencios
la razón de que actúes diferente;
y te alejás en cada encuentro
pero volvés cuando casi me falta el aliento,
como si cronometrados tuvieras mis pasos
sabés cuando estoy a punto de cruzar la frontera
entre el amor que nos une
y la fuerza que nos libera.
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