mobile isologo
buscar...

Aprendiendo a nadar

Pam

Sep 26, 2024

128
Aprendiendo a nadar
Empieza a escribir gratis en quaderno

Quiero pensar que al fin encontré la cura. Luego de cientos de viajes y mil horas navegando, lo vi y no tan lejos de donde estuve caminando a diario. Es impresionante lo cerca que ha estado y cómo con los años me fui alejando. Decidí escuchar a otros sabios y charlatanes que se contradecían entre sí y no me permitían mirar el mar bailar frente a la cálida y brillante estrella. Me llevaron lejos y me enseñaron el calor exterior, convirtiéndome en una lagartija que cada día perdía un poco más su color.

Por años, no sé cuántos, me escondí en la noche, donde encontré silencio y agua. Mucha, mucha agua. Presencié la vida misma y su caos perfecto, pero no aprendí a nadar. No entendí que debía sumergirme en ella, sin precipitarme, y manejar mi cuerpo mientras hago pausas para respirar o descansar. Nadie me enseñó. Aprendí todas las otras maniobras observando en soledad y luego marchando con seguridad. Pero este elemento que me hidrata y me sostiene, me aterraba. Podía oir voces desde el otro lado que intentaban aconsejarme y yo no las escuchaba. Aún así, lo admiré con distancia. Muchas veces me acerqué y me encontré en su reflejo. Aún guardo algunos bocetos. En algunos me reconozco, con otros, me desmorono. Ya no me sangran mis extremidades, pero sí mi garganta y mis ojos. Un tenedor pasando por un plato. Un padastro adherido a mi piel, estorbando. Llevo llamas encendidas en mis entrañas, pero ya nada se compara con el ardor y desesperación de una década que aún no acaba.

Las olas agitadas me reclaman y la corriente impetuosa me lleva a mi lugar. Es hora de aprender a navegar sólo con mi cuerpo. Poner en práctica todo lo que he absorvido del abismo. La Luna me invita a volverme aire, a veces agua, otras veces nada. No entendí hasta esta noche larga que ella recitaba un verbo, no un sustantivo abstracto. Da igual. Siempre se me ha hecho difícil comprender las instrucciones, atrasándome un poco. Sin embargo, ella es paciente y resiliente. Me espera, me modela y me lidera, incluso si deliro por hambre, frío o pena.

Pasan las horas y el recorrido se detiene. Mi piel arrugada es iluminada por las estrellas y asteroides que caminan lentamente al unísono, representando una bandera que flamea con el viento. Flotando en aguas tibias, percibo que estoy en otro lugar. Me siento más liviana y despejada. No traigo nada conmigo y me permito ver en la oscuridad para averiguar dónde ir ahora. Estoy lejos de cualquier orilla y todas son distintas, pero en cada una de ellas hay flores y aves. Tengo la seguridad de que en mí está todo lo que necesito en este momento para llegar al lugar correcto. Me lanzo, perdiendo el equilibrio, que al cerrar mi vista y abrir mi instinto animal, lo recupero de inmediato. Suelto mis brazos, afirmo el torso, tomo aire y confío. Avanzo poco a poco, como un caracol paciente y terco. Ya no navego con tanta dificultad. Desconozco cuánto me demoraré en llegar, pero me mantengo tranquila porque ya puedo escuchar las canciones y oler el pan recién horneado. No debo estar tan lejos. Descubro mis ventanas y veo un muelle familiar. Comienzo a recordar cómo es que llegué hasta acá. Planifico mi camino junto a un alma libre y sabia que ha sobrevivido el oleaje recio y encontrado la calma. ¿Estoy lista para llegar allá? Mi humanidad dice que no, pero hoy soy una bestia y un insecto. Ya no me importa lo que me diga el resto respecto a mis eventos. Tampoco quiero decidir por otros. Esta noche me he dejado llevar y aquí estoy respirando, sonriendo y siendo una con el océano. Voy a aprovechar este momento para destensionar mi cuerpo, morir un poco, y disfrutar este momento que pronto se evaporará de mi piel y cabello.

Espero que al llegar pueda coindicir contigo hasta el comienzo del río. Una vez allí, precipitarnos abrazados, volviendo lentamente al final para volver a empezar.

Pam

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión