Es levantarse y querer saber algo nuevo. Es estar cepillándose los dientes y leer sobre la ciencia del ejercicio físico y el efecto en el sistema muscular. Es sentarse en la oficina a almorzar y estudiar el período Edo en Japón y sus jerarquías sociales. Es acostarse por las noches y ver un video sobre el subgénero de terror analógico que ha producido tantas series en aplicaciones como YouTube.
El aprendizaje es una forma de vivir y sobrellevar la vida, tratar de conocer y descubrir el mundo que nos rodea en lugar de vadearlo sin mirar hacia los lados. Cuando uno aprende algo nuevo, el mundo se abre como si fuera un cuarto nuevo en nuestra casa. Nuestro entorno se siente más amplio e iluminado, y cada cuarto nuevo trae con sí otros espacios, otros muebles, otras preguntas por responder.
Por ejemplo, cuando uno aprende un idioma, la mente se expande y el mundo se duplica, porque un idioma es una forma de ver el mundo que uno acaba por adoptar y apreciar. Uno descubre el origen de los términos, semejanzas y diferencias entre lenguajes y formas de pensar en cuanto a lo relevante e irrelevante.
Si la vida fuera un viaje en tren, podemos hacerlo mientras dormimos o mirando al frente. Otra opción es el aprendizaje, que incluye observar a la gente y lo que hace, deducir según sus diálogos y expresiones, mirar afuera de la ventana al paisaje, a la gente, los animales, el clima. Viajando en tren surgió mi deseo de aprender del tero y sus costumbres, la sociedad del campo o las diferencias sociales en la provincia de Buenos Aires. Es por eso que uso el cliché de la metáfora de viajar en tren, solo que apoyarme en mi experiencia personal.
No creo que sea tampoco válido restarle importancia a alguien que aprende sobre la historia de los videojuegos en lugar del período renacentista en la pintura. Cada uno aprende en base a sus intereses y necesidades, y eso hace que el camino del aprendizaje sea diferente para cada uno. Si aprender es un viaje en tren, no todos vemos las mismas cosas desde diferentes asientos o vagones del tren; las cosas pueden ser totalmente diferentes ya sea que estamos del lado del pasillo o de la ventana.
Aprendamos hasta el día en que nos toque partir de este mundo, y después de morir, seguramente seguiremos aprendiendo.
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