Hoy hablé de vos en un nuevo género discursivo; no entiendo ni la forma, ni el lugar, también me fue ajena esa casa.
Toma una posición absurda, símil geocéntrica(así camuflo un poco mi real consideración sobre cómo y sobre qué giran las cosa). Te pido perdón por no serle fiel al suceso, encasillo tanto las cosas, me detuve pacientemente a escuchar mi propio relato:
– En primer término, vos. En segundo, cómo todo tiende a orbitarte.
Y me irrumpieron, estoy haciendo mi mayor esfuerzo en el retrato, pero así como me cuesta utilizar pinceles, me cuesta expresarme de esta forma.
– ¿Por qué decís que todo se comporta de esta forma? O más bien, ¿por qué creés que te subís al carrusel pagando el precio y te regocijás queriendo siempre otra vuelta?
No contesto ciertas preguntas. Retomé mi lapicera, mi cuadernito viejo y cansado, me puse a escribir en voz baja para que no pudieses escuchar de mi hoja la respuesta.
– Yo le preguntaría a todos los otros, ¿Cómo es que hacen para no estar pendientes de vos? ¿Cómo preferís bajarte de la calesita y prenderte un cigarro? Hay demasiado en lo que no nos parecemos.
Nota Magenta: Soy una nueva versión, me fascina sentir que manejo la calesita, prenderla, apagarla, acercarles la sortija a quienes la merezcan, darles el encendedor a los otros. Te veo en los espejos del centro, cada uno te cambia el reflejo, aunque en todos sos maravillosa. Debe ser que estoy envejeciendo rápido.
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