Antes y después

Miento si te dijera que no me siento más tranquilo con tu ausencia.
Ya no tengo que preocuparme por si saliste, si comiste o si llegaste bien. Aunque lo siga pensando, a lo lejos.
No tengo que insistirle a alguien algo que no quiere. No tengo que decirle "Buenos días amor", todos los días. No tengo que pasarte plata si tenés hambre ni pagarte viajes a donde querías ir.
Pero igualmente me duele.
Porque fue una decisión tuya, apurada e ilógica. Yo sé, que el amor en sí, es ilógico, ¿pero esto? No tenés sentido.
Decías una cosa y hacías otra, intentas algo y retrocedes diez pasos. Basta.
Pero pasó. Y ahora estamos así, fingiendo que no pensamos el uno en el otro, intentando seguir con la monotonía de los días.
Intento reemplazar tu presencia con cosas triviales. Leo, diseño, escribo. Al final me aburro de todo. Digo que voy a hacer algo y es tanta la espera que me doy que al final, no hago nada. Me siento impotente, ante mi mismo. El yo que no pudo "salvar" su relación ni ayudar a su pareja. Me siento desanimado, desaprovechado.
Al final, agradezco que te hayas ido, pero me enoja tanto que lo hayas hecho.
Gracias por irte. Porque yo no te hubiera soltado.