Anhelo que creas,
pues lo juro
con el estremecer de mis pupilas,
con el temblor de mis piernas,
con el rubor de mis mejillas
que nunca había sentido algo parecido.
Un calor tan inmenso,
un deseo inquebrantable
de cuidarte,
de nunca soltarte.
Suena egoísta, quizá,
pero no pienso irme sin antes
revolverte el pelo,
dibujar las parábolas de tu espalda,
recorrer tu cuello,
admirar tus pensamientos
o robarte unos cuantos besos.
Si me lo permites,
me gustaría ser
una dosis de tu alegría,
un invasor de tus sueños,
tu compañero de cama,
de horas y de vida.
Porque hay algo
en tu peculiar forma de caminar,
impreso en tus párpados,
oculto en tu mente y alma.
Un algo
que pronuncia mi nombre,
me enciende
y me mata.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión