La vi con mi sobrino en brazos. Un ser pequeñito que ahora ella acunaba. Quise enmarcar el momento, guardarlo, refugiarlo en lo más profundo de mÃ. No supe qué fue aquello exacto que en mi pecho invadÃa, pero conocà que era un sentimiento nuevo. Algo brotaba y se hacia convertir en un anhelo. Sus ojos brillantes se posaban en mÃ, luego a los de él y de nuevo a mÃ. Lo mantenÃa en brazos como quien sabe del amor maternal con tanta naturalidad. Yo miraba mis manos vacÃas y entonces entendà que ese anhelo comenzaba a tejerse, a tomar forma de un amor hecho carne, quien se convertirÃa en nuestro todo. Pues el amor no se mide en palabras, lo hace en los brazos que sostienen, en los silencios que hablan. La ternura que emanaba dicha escena tenÃa el poder de detener el tiempo y en ella yo me pierdo, como un niño que busca de su protección. En su alma llena de amor nació todo todo lo que algún dÃa quiero lograr ser y en lo que en algún futuro no tan lejano nos permita en tener.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavÃa, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión