No te conocí como me gustaría,
Nunca supe si eran lágrimas de cocodrilo o sensibilidad,
Nunca supe si hablabas en Pársel o en el idioma de los dioses.
Como me hacías sentir, era el edén,
Dejé de pecar para estar,
Cumpliendo tus órdenes,
Como mandato divino.
Te amé tanto que
Eclipsé a Anubis y su balanza,
Demostrando que mi corazón tenía mucho adentro.
Perdón si mi esfuerzo lo estropea, esa no es la idea,
Y yo no pienso obligarte a nada, menos a amarme
Si no te nace mirándome.
Convertí un sentimiento en poemas,
Alargué mis frases con comas en lugar de puntos
Para seguir escribiéndote, pero realmente
No veo nada de mí en vos, y vos tampoco.
Somos dos extraños que nos cruzamos en el camino del otro,
“El final tan bello y triste, al mismo tiempo,
Siendo bello, precisamente, por ser triste, como buen final”.
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