Angustiada miro la ausencia en mi pared,
con un café en la mano que pierde su calor,
el vapor le danza a una música invisible
mis ojos se han perdido en ideas errantes
de por qué la traición y el abandono.
Mi gato está negando mi cariño por querer irse,
envuelta en una manta de depresión,
abro la ventana para verlo marchar.
Pero en su huída, mi café se vuelca
mis escritos se arruinan,
intento arreglarlo y otro vaso cae.
Ahora realmente sola y con el desastre en frente
contemplo una metáfora.
Pero ya no sé hilar las palabras porque sé que terminan.
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