soy la llama que arde sin ser vista,
la que ama sin tregua,
sin razón precisa.
romántica incurable,
alma encendida,
bordando amor incluso en la herida.
pero ay... los que sentimos con el alma abierta
tenemos la maldición de la puerta abierta,
donde entra el amor como viento divino
y sale el dolor como eco asesino.
me enamoro del amor,
no de un rostro,
de los gestos furtivos,
del roce hermoso,
de las risas robadas en calles ajenas,
de las manos entrelazadas que rompen condenas.
y a veces
solo a veces,
creo que es él.
no sé si es su ternura o el calor de su piel,
si es su voz cuando dice "mi vida",
o el modo en que mi alma se rinde rendida.
Quizás no es él.
quizás es lo que provoca.
la forma en que me siento…
como si el universo me tocara la boca.
estoy a flor de destino,
sin saber si esto es amor o un espejismo divino.
pero si es una flecha,
que sea certera,
que atraviese la carne,
el alma entera.
porque aunque duela
y duele
yo no nací para amar a medias,
sino para incendiar con besos sinceros
y quedarme…
en quien también tenga alas,
como el ángel de mis sueños eternos.
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