Me encanta cuando estamos
los dos levemente borrachos
con txakoli o con gin tonic,
me da igual,
da lo mismo para mí.
y me da vueltas el cerebro
porque nos reímos más que nunca,
y por cualquier cosa,
y nos sugerimos con los ojos
que estamos dispuestos
a todo tipo de amoríos
con nuestros cuerpos
y nuestras almas.
y eso me encanta doblemente,
aunque caigan aviones y centellas
y las bombas sean guiadas por láser
en Ucrania o Palestina.
aunque vuelen por los aires
los aeropuertos en Kabul,
y Kiev se quede sin luz y sin agua,
y ya que estamos
se queden sin templos
los estudiantes de la religión,
y en Brasil unas hordas asalten el Planalto,
y en Ecuador disuelvan el Congreso,
y triunfe la derecha.
lo lamento, señores,
no me llamen:
está ocupado
mi teléfono de Relaciones Exteriores,
está mudo y ciego,
enterrado bajo tierra.
es que a estas horas
tenemos amores con una francesita pelirroja,
estamos sonriendo por nosotros
(o por el gin tonic
y el txakoli),
y nada de nada
de lo que sucede allí afuera
(por un par de horas)
nos importa

Enrique De Michele
Buscando compartir algo de lo que he escrito durante mas de 40 años. Poesía, cuentos, teatro, novelas de autoría personal y otros inventos literarios. Buscando cómplices.
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