Amores como vos.

—Quiero pertenecer.

Armo y desarmo,

Rompo y reparo,

Pienso y te pienso,

Me amas, me deshago.

Si intento explicarlo,

Te siento en mi piel.

Estos no son mis huesos,

Son los tuyos también.

—Te entrego mi corazón, no lo hagas pedazos.

Digo y decís te amo,

El sentimiento más temido,

Y siento que no te alcanzo.

Sabes que soy tuya,

Que te pertenezco solo a vos.

Y no en el sentido vulgar que tiene la sociedad de pensar,

Yo soy tuya de alma,

Soy tuya de corazón.

“Querido, ni aunque mil personas vengan,

Lograrán arrancarme de vos”.

Me has visto desnuda,

Me quite hasta la angustia delante de vos.

Me conoces mejor que nadie,

Sabes de mi ambición.

No toleras mis pasatiempos,

Pero fumo porque a la distancia estos cigarros me saben a vos.

Si la luna reinara,

Ya no saliera tu sol.

Yo te ayudaré a brillar,

No morirás mientras exista yo.

Me he percatado de la costumbre que tienen las personas de aferrarse a alguien o a algo en momentos de tanto miedo y soledad,

Y me parece coherente que busquemos un significado para seguir ya sea para algunos; alguien o algo de lo que nos podamos agarrar.

Los más perdidos buscan un lugar al cual pertenecer,

Los más solitarios donde los puedan cuidar.

Y aunque triste no esté,

Ni la soledad me acorrala ya,

Así elegí amar y pertenecerte.

Construir entre tus brazos y poemas un castillo indestructible que no pueda desvanecerse.