Vita mia, espero que sepas y puedas entender, entre todas las palabras que saldrán, lo mucho que querré decir.
Te amo desde que mis dedos tocaron tu tenue piel, desde que mis oídos se deleitaron con tu sonora risa. Es poco decir, amore mio, que desde que te vi a los ojos, en aquel espectáculo, donde nos reconocimos entre miles y cientos de gente, donde me sonreíste a la primera, mi corazón dio un vuelco tan grande que supe que me había encontrado. Es poco decir vita mia, que desde aquel recital no paro de recitar amor de mis palabras, no conozco el odio y no conozco la desdicha, pues desde que tus ojos cafés me vieron, desde aquel rose tan vago de nuestras manos, aquella botella de agua que nos unió para dar vida a una conversación pobre, mi vida cobró sentido, mi alma reconoció la tuya y no puedo sentir otra cosa que no sea amor.
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