No sé como pude enamorarme
de una mirada etérea,
de una risa cualquiera
que me ayudó a desatarme.
Juré no amarte,
te juro que juré no amarte,
pero tú,
alma rebelde,
disfrutas desbordando mis planes,
desafiando mis miradas,
sintiendo el éxtasis en mi interior
como cada madrugada.
No sé cómo pude enamorarme
si apenas te miraba,
pero te veo,
y lo sabes.
Te veo dentro de mí,
en las estrechas calles,
en las suaves caricias del alma,
en los besos que regalas
y en los que no te di.
Te veo en mi sentir,
en mi mirar,
en mi café,
en mi sofá.
Te veo en mi espejo,
tan apuesto como de costumbre,
y en las hojas olvidadas
que trajiste por mi ventana
aquella noche de octubre.
Te veo en las sonrisas que reprimes,
en las palabras que escondes.
Te veo en mis esquinas,
en el sur o el norte.
Y te escondes,
como si pudieras hacer
que no te viera.
Te escondes,
como si la primavera
escondiese las flores,
esperando que les llores
para que puedan verte.
Yo te veo aunque te escondas,
yo te veo aunque te alejes,
yo te veo en las sombras.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. No soy perfecta, pero cada poema es una parte real de mí. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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