AMOR MÍO
Mi cuerpo estaba allí, presente, anclado en un silencio que no quería comprender, con la mirada perdida, extraviada en la distancia de una verdad irrefutable y una realidad que no se puede esquivar.
Pero mi mente… mi mente vagaba lejos, muy lejos, en un rincón del alma donde nadie puede alcanzarme.
A veces frío, sí, pero cuando regreso a ese lugar, me envuelve el calor exacto que necesito,
aunque el precio sea una nostalgia que envenena lentamente,
que me embriaga con promesas rotas y me castiga con recuerdos,
fragmentos deshechos de lo que una vez fue un amor inmenso.
A esos recuerdos me aferro con desesperación,
aunque el tiempo los vuelva humo,
aunque por más que intento atraparlos, se me escurren entre los dedos.
Y entonces, caigo en una desesperanza profunda,
porque son lo último que me queda de ti.
Y aún así, prefiero este dolor, esta herida abierta,
antes que enfrentar el abismo de tu ausencia.
Prefiero la punzada constante de tu sombra,
a no sentir jamás tus caricias,
a no volver a ver tu sonrisa,
a no oír tu voz,
a no saber nada de ti.
Porque cuando te vayas,
y no mires atrás,
te llevarás una parte de mí.
Esa parte, amor mío,
eres tú.
Por favor… devuélvemela.
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