Cuando discutimos, nuestras peleas
son un fuego sin cesar.
Te he hecho llorar y de tu parte igual,
se siente como si unas palabras de más
pudieran quebrar de más.
Cuando el silencio pasa,
entiendo que no hay abrazo
que valga más que el tuyo.
Así sos, mamá, la raíz y el refugio.
La voz que calma y reta,
la que enseña a amar con fuerza.
Es lo que creo yo, el amor más puro y sanador
con el corazón en la mano.
No descansas sin dar tu último aliento,
a los seres que querés, con sentimiento.
Mamá, ojalá seas eterna,
y que yaces en mí sin condena.
Que si podría dar la vida por alguien,
sin duda pensaría en tu melena.
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