I
Cada noche miraba el edén desde mi ventana,
Y pasaban horas, mientras admiraba
Los luceros… uno a uno
Y buscándote entre ellos.
II
Le preguntaba a la luna por ti
Y le pedía que te cuidara,
Y que me permita apreciarte una vez más
Aunque fuera solo en quimeras.
III
La penumbra almacenaba tu nombre,
El silencio ceñía los lamentos que emergían en mis pensamientos,
En decoro a tu recuerdo
Dejando un sabor agridulce en mi alma.
IV
El tiempo, impecable, no se detuvo con tu partida
Y eso llego a enfadarme,
Y ver que todos seguían con sus vidas
Como si no hubiera pasado nada.
V
Se que es como tiene que ser
Pero eso jamás ha hecho que se aplaque mi rabia ni mi dolor
Cada noche mi mente divaga
Y por eso me acuerdo de ti.
VI
Y te veo en los ocasos que se desvanecen,
En cada lugar por el que deambulamos,
Por eso tengo los ojos llenos de albor de imaginarte
Y se nublan de tristeza al no encontrarte.
VII
No quiero estar ahí para ayudarte a escapar
Quiero estar ahí para tomar tu mano y animarte a afrontar,
No deseo ser un sendero para tu eclipse
Sino la fuerza para afrontar este mundo caótico.
VIII
No quiero ser tu salvavidas porque tu vida
Es tan solo tuya y a ti te pertenece,
No anhelo ser tu punto innegable
Porque me basta ser importante.
FIN
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