Hola, amor. Te escribo… más bien, le escribo a lo que conocí. Te escribo a vos, amor del pasado, a la persona con la que compartí mis noches, mis días y mis alegrías. Te escribo a vos, amor, a tus risas nocturnas y tus cálidas manitos y las chicharras canturreando con nuestros secretos de la noche.
¿Dónde te has ido? ¿Hice algo mal? ¿Acaso no podía disfrutar de aquello un ratito más? ¿Mi ser te expió de amor?
Ahora mi corazón pareciera que te molesta, que te molesta mi presencia o mi habladuría de niña.
“Hola, amor, ven, dame un abrazo”, digo, mientras otra mueca de desagrado se dibuja en tu rostro. “Hola, amor, ¿qué vamos a comer de rico?”, dije, para después cenar sola, en la penumbra de mi cuarto. “Hola, mi amor, estoy cansada, estoy triste”, digo, esperando el consuelo de tus brazos.
Hola, amor. Hola… ¿hola?
Amor, mi amor, ¿te acuerdas? ¿Te acuerdas de cuando éramos lo que éramos, y no solo el destrozo de lo que nos hemos convertido? Pienso con este llanto continuo en mi almohada y tu malhumor golpeando el piso en tu bienvenida a casa.
Mi amor, ¿seguís ahí? Dame una señal, una sola señal para poder esperar un poquito más, para poder volver a abrazarnos, para volver a ser lo que éramos.
Mi amor, perdón por pedirte mucho. ¿Seguís ahí?
Perdón por añorar el querer, amor.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión