Te quiero en la forma más pura, sin pretensión,
como quien admira la luna desde la tierra,
sabiendo que nunca habrá un puente
para tocar su fría perfección.
Tu risa es una melodía que envuelve mis días,
un refugio donde el ruido se apaga
y todo parece tener sentido,
aunque el sonido de tus pasos jamás cruce mi puerta.
No hace falta más que esto:
tu presencia callada como un faro,
una luz que me guía incluso
cuando mis noches se vuelven ciegas.
Te quiero con la certeza de quien sabe
que algunos amores no necesitan posesión;
bastan las palabras compartidas,
el calor de una mirada breve,
y la paz de saber que existes.
Porque aunque nunca seas mío
y nunca sea tuya,
ya me haces bien solo con ser.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión