En cada recuerdo de las tragedias vividas
cuando el corazón se parte y el alma se agota
está presente esa misteriosa silueta
que con su silencio, un poco, reconforta.
Con las dichas reconfortantes y las risas
de las almas dichosas que elaboran sus sueños
entre los recuerdos un rostro se ecolocaliza
de alguien que sonríe porque vos lo haces.
Ese de quien no recordas haberte despedido
y que te encontrás por coincidencias o destinos.
Ese que al reencontrarse rejuvenecen
a la misma forma en la que se han conocido.
Aquel que te reconoce en la muchedumbre
donde nadie más te mira por ser igual a lo normal
solo por la forma de tu andar torcido
y te recuerda que pese a todo lo ocurrido, seguís igual.
El que para los de hoy a veces puede ser un desconocido
y cuando te preguntan por él no sabes donde se empieza.
No recordas por que está, pero menos mal que está
porque es parte infaltable de tu rompecabezas.
¿Por qué pasa esto? no se lo pido a la vida
no se lo pido al amor, no se lo pido a la muerte
ni menos te voy a pedir a ti que me des un sentido
de porque tengo el orgullo, el honor, el placer y la molestia
de llamarte amigo.

Guido Boggio Marzet
Argentino, quizá demasiado. Escribo poesía y otras cosas, a veces no se muy bien que la verdad, pero lo importante es participar.
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