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Amar en la guerra de los sexos

Sol

Abr 10, 2024

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Amar en la guerra de los sexos
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Hace unos meses que noto una nueva tendencia en las redes sociales. Desde respuestas que se podrían catalogar como misóginas en X (que lejos de ser condenadas, son bastantes aclamadas por el resto de los usuarios masculinos de dicho entorno web) hasta consejos no muy alejados de la misandria en TikTok. En un nuevo mundo en el que se nos rivaliza cada vez más por nuestro género, ¿cómo puede sobrevivir el amor?

El hecho de que los hombres y las mujeres somos diferentes no es ninguna novedad, como tampoco lo es el que nos sea tan difícil coincidir en muchísimas cuestiones sociales, desde la división de tareas, hasta el rol del trabajo o la maternidad. Pero ¿en qué momento se normalizó el odio entre ambos?

En primer lugar, varios estudios recientes demuestran que una de las mayores causas para este fenómeno es que cada vez más hombres jóvenes tienen una ideología política de derecha, mientras que las mujeres de esa misma edad son más partidarias de la izquierda. Esta es una tendencia nueva, ya que hace unos 20 años atrás, esta diferencia solía estar marcada por grupo etario y no por sexo. A pesar de que, para muchos, la política no puede ser un aspecto crucial a la hora de elegir pareja, parece que sí tiene gran importancia para la generación Z.

Sin embargo, esta separación incipiente no solo se debe a las diferencias políticas, sino también al peligroso número de creadores de contenidos, que disfrazados de «consejeros de relaciones» atentan deliberadamente contra no solo la pureza del amor, sino también contra la sanidad de las relaciones. Dos de los mayores representantes, cada uno en pro de su género, son Alexandra Chavez y El Temach, la primera cuenta con más de 500 mil seguidores en TikTok, mientras que el último tiene más de 5 millones.

El influencer El Temach es conocido por haber instaurado la figura del «hombre de valor» y alentar a sus seguidores a ponerse siempre primero a ellos, antes que a cualquier mujer. Esta idea que propaga va acarreada de la promulgación de acciones como dividir la cuenta entre los dos en una cita, controlar meticulosamente cada gasto que se hace en la pareja con el afán de que cada uno pague lo suyo, entre otras cuestiones quizás más económicas. No obstante, esto está lejos de ser lo más alarmante que se publica en su cuenta, debido a que también resucitó ciertos temas que parecían haber quedado en el pasado. En primer lugar, esta figura afirma que solo la «mujer tradicional» vale la pena, que no se puede considerar «material de esposa» a aquellas chicas que hayan tenido varias parejas en el pasado ni a aquellas que suban fotos de cualquier tipo en Instagram teniendo pareja. Asimismo, llama a no «endiosar» mujeres por su belleza y a tildar a quien la aprecie (o a casi cualquiera que tenga algo bueno para decir del género opuesto) como simps. Estas conductas son imitadas por sus followers, que van desde adolescentes que recién se adentran al mundo de las relaciones hasta hombres de pasados los 30 años de edad; la forma más fácil de identificarlos es la adopción de la pregunta «¿y tú que ofreces?» para comentar cualquier video de alguna fémina que ose a criticarlos. No está de más decir que, quizás, lo que más se le critica al Temach es la petición de una mujer de 1950, cuando él no está dispuesto a comportarse como un hombre de esa década.

Por otro lado, su contraparte femenina, Alejandra Chavez busca instaurar otra vez la figura del hombre proveedor y jefe de familia que creíamos que se había quedado en el siglo pasado. A pesar de lo que puedan creer, ella también lleva esta idea al extremo. Para empezar, su contenido se basa en echar en cara que si tu pareja no puede hacerte determinados regalos (que están lejos de ser baratos) es porque no te quiere. También mantiene que si después de determinados años de relación, un hombre no le pide matrimonio a su novia es porque no la ama de verdad. Sin embargo, lo que tal vez sea lo más preocupante de todo es su promoción de que ser «mantenida» es lo mejor a lo que puede aspirar una mujer y que, si tu esposo es incapaz de dártelo, entonces no sirve para nada. Esto último ha empezado a ser muy difundido también por otras influencers, sobre todo estadounidenses, que enaltecen la figura de la stay at home wife, cuya traducción literal es «esposa que se queda en casa» como el nuevo ideal de vida femenino. En oposición al Temach, Alexandra alienta a sus seguidores a no darle una chance al hombre que quiere dividir gastos, ni al que no tiene un auto ni otros tipos de bienes materiales.

Como resultado, cada vez suelen verse más comentarios destructivos entre ambos sexos en cualquier red social, sin dejar de fomentar las ideas propagadas por este tipo de creadores. Al principio, no podía evitar sorprenderme por el grado de violencia entre personas heterosexuales que deberían amarse o por lo mínimo atraerse, pero luego empecé a vislumbrar las posibles causas para estas dos tendencias. En el caso masculino, hay varios analistas que sugieren que esta ideología nació como respuesta al auge del feminismo que caracterizó estos últimos años. Esto no sucede solo por oponerse a este movimiento, también surge por la nueva independencia adquirida por la mujer y la elevación de sus estándares para elegir pareja. Pensémoslo en términos de las generaciones anteriores, es probable que nuestras abuelas, al no poder acceder a la autonomía económica, idealizaran más la idea del matrimonio o la maternidad, debido a que no tenían oportunidad de hacer otra cosa. Por lo tanto, al no poder autosustentarse, seguro estaban mejor predispuestas hacia cualquier candidato que una mujer actual, lo que puede ser la causa de tantos hombres adultos solteros. Aunque ¿qué pasa con las mujeres?, esta inserción al mundo laboral parece que no solo fue contraproducente para el género masculino, sino que también está empezando a ser demonizado por el femenino. El tener que trabajar y aun así hacer las tareas del hogar, el estrés laboral, la falta de tiempo para criar a los hijos, entre otras, parecen ser el motivo de que nuevamente se esté alentando a la mujer a volver a ser ama de casa. Pero, me pregunto, ¿acaso no aprendimos nada de lo peligroso que esto fue para nuestras madres y abuelas?

Es bastante angustiante ver este afán de instaurarle a los adolescentes o jóvenes cualquier cosa menos la búsqueda del amor en la pareja. Hace un tiempo sabíamos que a pesar de nuestras diferencias, de ser sexos tan opuestos, hombres y mujeres heterosexuales elegíamos pasar nuestras vidas juntos por amor, pero ¿qué vara utilizarán para esta búsqueda las próximas generaciones? ¿En qué momento pasó a verse como algo malo que un hombre considere que una mujer sea hermosa? ¿Y desde cuándo está bien visto que el único interés de una mujer hacia un hombre sea lo material? ¿A dónde nos llevarán estas formas de pensar y hasta qué punto nos están siendo instauradas por las redes sociales? ¿Comenzará una nueva grieta, ya no solo en política, sino también entre sexos?

Creo que la mejor solución es dejar un poco el celular, no consumir este contenido y volvernos a centrar en que lo que debe prevalecer en una pareja, más allá del amor, es el compañerismo y no la competencia. Sin dudas, lo difícil va a ser que las generaciones que vienen lo comprendan, pero es preciso que sepan que por más cursi que suene, no hay motivo más grande para vivir en esta tierra que el amor puro y desinteresado.

Sol

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