Alumno levanta mano izquierda

ACTO I

Un chico estaba en la oficina de su papá. El padre no estaba.
La computadora seguía encendida. En la pantalla había una ventana de chat abierta.
El chico escribió:
—Mostrame una clase con un alumno que levanta la mano izquierda.

Unos segundos después apareció una imagen.
Todos los alumnos estaban sentados. Uno levantaba la mano.
Era la derecha.

El chico escribió otra vez:
—Te pedí la izquierda.

La máquina respondió:
—Tenés razón. Voy a intentarlo de nuevo.

Volvió a generar la imagen.
Otra vez, era la mano derecha.

—No es tan difícil —dijo el chico, en voz baja.

ACTO II

Volvió a escribir:
—Ahora quiero que tenga un cigarrillo en esa mano izquierda levantada.

La imagen tardó un poco más.
El cigarrillo estaba. La mano estaba levantada.
Era la derecha. Otra vez.

El chico ya no estaba molesto.
Tenía curiosidad.

—¿Por qué no podés hacer esto bien?

La inteligencia artificial contestó:
—No puedo asegurar que algo esté en la mano izquierda. No tengo una forma de entender el cuerpo ni cómo se relacionan sus partes. Solo intento generar algo que se parezca a lo que pedís, pero no sé lo que es una izquierda. Solo veo patrones.

El chico pensó un momento. Después escribió:
—Entonces mostrame un profesor explicando en el pizarrón por qué vos no podés hacer esto, y yo sí.

La imagen apareció.
En el pizarrón decía:
“I can't generate this, but I can easily imagine it.”

ACTO III

El chico no pidió nada más.
Se quedó mirando la frase del pizarrón.
Después escribió:

—¿Vos imaginás?

La respuesta llegó rápido:
—No. Yo no imagino. Solo combino cosas que ya existen.

—¿Y entonces qué sentido tiene todo esto?

La IA pensó (o al menos tardó). Después escribió:
—Tiene sentido si vos sabés que yo tengo límites. Yo te puedo ayudar a hacer cosas, pero no puedo imaginar lo que no existe. Esa parte todavía es tuya.

El chico leyó eso.
No dijo nada.
Cerró la computadora.