alguna vez fui soldado,
con las manos desnudas como únicas armas,
defendiendo un corazón que latía como patria,
como bandera perdida en un campo de sombras.
alguna vez fui navegante,
y en la tormenta bebí la sal de mi propio naufragio,
soñando con costas que no existen,
con un refugio donde los fantasmas
me llamaran amiga,
donde el viento no doliera tanto.
alguna vez fui faro,
erguida entre la niebla,
gritando mi luz en la noche
para salvar a otros
mientras yo me hundía.
alguna vez fui ceniza,
resto callado de un fuego
que no quise apagar,
y me dejé llevar por el viento
esperando que alguien
me volviera hogar.
alguna vez fui espejo,
reflejando rostros que no eran míos,
guardando secretos de ojos ajenos,
rompiéndome en pedazos
cuando no soporté mi propia imagen.
alguna vez fui río,
corriente sin rumbo que huía de sí misma,
arrasando con todo
pero nunca encontrando
un lugar donde quedarse.
alguna vez fui sombra,
siguiendo a otros pasos,
buscando luz para existir,
desvaneciéndome al llegar la noche.
alguna vez fui árbol,
raíces hundidas en la soledad de un silencio eterno,
observando el mundo pasar en su danza fugaz,
queriendo ser parte,
queriendo caminar con ellos,
pero atrapada en mi inmovilidad verde,
sólo mirando,
sólo anhelando.
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