Se terraforman las cosas junto lo perdido,
en el lugar del vacío
se acumulan entre polvos pasados
la suma de los días
que decaen en las flores de la muerte,
justo en el paso falso
que el albatros nos regala
La inocencia irrecuperable
se la lleva el oleaje de Dios
a través de luces
en los túneles que no ven el final
cuando se lloran los finales
Se lleva las ruinas
y el poco oxígeno de los lagos,
se lleva la arquitectura
de rascacielos que no rascan nada
de cielos que no envían nada
Dios me secuestra las heridas de marea,
se lleva la felicidad,
se lleva la tristeza;
Y su cuerpo rompe las imágenes
destrozando los infitinitos pianos de cal
que tocarán mi himno
cuando mis paseos consigan
la semejanza divina
de toda oración injusta
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