Al olvido

te reflejé en mi mente aquella noche de terror.
agonizando. pero, no pude llorar en tus brazos.
desvaneciéndose en el aquí y ahora, mis versos tristes y locos, todos aún llevan tu nombre.
y el número de todas las calles nos conoce, sabe de nosotros, cuando solíamos caminar con la mente perdida y los ojos puestos en el contrario.
te reflejé en mi interior cuándo aquellos acordes llegaron a mis oídos, aquella canción (ahora insípida) aún calienta mis sentidos fríos, llenándolos de chispas lacerantes cubiertos por una noche y un color.
escribir para ti me conforma, me acaricia, me consume.
¿seguimos anhelando nuestra eternidad?
afuera hay ruido, tan vacío. aquí, dentro mío, dentro de la casita que nos acogió, es cálido, incluso en noches de terror como esta.
eres aquella inmensa galaxia que mis ojos deleitaron a pesar de los gritos emanados por mi angustia. y te anuncio que siempre serás acogido para calmar mis noches, tan agónica, como las que me implantaste.

pero me inundo. y ya nada me queda de ti. concédeme el dedicarte serenatas azules mientras dejo bocadillos de miel en el cuaderno que tengo para ti. tú cuaderno. algún día estaremos entre tus falanges.

sé del olvido, pero te mantendré alejado de ahí.