Te miro y veo lo que hay detrás. Lo que creo que hay detrás. Te miro y veo mis esperanzas.
Te miro y estás tan vivo. Porque me mirás. ¿Qué ves? Espero que algo tuyo.
Ya te escribí. Te hice canción, que fácil es con alguien como vos. Con ventanas como ojos. Y te pienso tanto. Antes de dormir. Te imagino.
Como un espejo, como una ventana casi abierta, casi cerrada. Que sueño alcanzar, pero me asusto al acercarme.
Nutrí mis fantasías y te llamé con la mente. Ahora que viniste, no sé cómo se sigue. Me cuesta mirarte a los ojos, porque siento que los míos se van, me delatan. Mis movimientos se vuelven erráticos y evidencio lo que siento.
Ahora que me mirás, no sé cómo devolverte la mirada. Pero quiero. Creeme que quiero. Me paro frente a ese espejo y no sé cómo atravesarlo. Cómo atravesar si quiera una mano.
Te parás frente a mí. Y yo tengo tanto miedo de necesitarte.
En tu mente soy una interrogante en una esquina y yo ya te hice el evento principal.
Tengo tanto miedo de que me desarmes. De que me sostengas y me sienta tan segura que cuando me sueltes no sepa cómo rearmarme.
En mis sueños, estás en mi casa. En mi cama, en mi mesa. Los muebles se vuelven un medio para tu existencia.
Y cuando no estás en la realidad, la misma pierde sentido. ¿Para qué voy, para qué estoy, si no estás vos, si no está el miedo a verte? Y cuando sí estás, ruego no cruzarte. Me muevo con mis espadas y a veces las dejo en el asiento. Pero están tan pegadas.
Quiero saber cómo sos a solas. Quiero saber cómo sos cuando nadie nos ve.
Cuando te veo pienso que te amo. ¿Es una especie de manía del amor? ¿Es quizás una necesidad de sentir?
Te amo, hablame. Te amo, acercate.
Y después lo hacés, como si respondieras al llamado. ¿Lo dije en voz alta? Lo dijeron mis ojos.
¿De qué me sirve vivir si es solo un acto mecánico? Llegar a una meta. Yo solo quiero llegar a vos.
Solo quiero un humano diciéndome que me entiende. Un humano que me quiera. Con sus ojos sonrientes y su vocabulario tan extraño, y su acento mixto. Y tu cuello que mis manos están ansiosas por conocer, y tus brazos que ya siento míos.
¿Es psicótico?
Sueño con ser algo tuyo.
Y sueño con que des el primer paso. Con que te des cuenta: yo casi que no puedo. Siempre quedo a medias. No sé cómo hablar con lo desconocido.
¿Ya te conocí?
Si me desarma tu presencia (si me tiemblan las manos, si me olvido de cómo respirar y tengo que recordar cómo existir), ¿qué voy a hacer cuando me toques? ¿En dónde me voy a esconder, al aire libre?
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión