Abrazo a la soledad que dejaste,
sintiendo el aire más pesado con
cada paso que doy en tu cuarto.
Intento aferrarme a cada objeto,
buscando un consuelo que ya no tengo.
Que ya no existe, que ya no recibo.
Busco la calidez de tu sonrisa
en recuerdos, pero nada logra
ser lo mismo.
A veces me gustaría haberte abrazado
más a vos y no a tu ausencia,
que lo único que me dejó fueron
recuerdos que no se sienten igual.
Ahora me siento vacía,
sin nada más que objetos que no
valen nada, pero que de alguna forma,
tienen un valor gigantesco.
Y ahora me gustaría poder decirte que
te amo, pero ya no tengo cómo decírtelo.
Me gustaría haber hecho tantas cosas
distintas, cambiar mucho de mí
cuando debía hacerlo.
Ahora quisiera poder hacerlo,
pero no puedo hacer nada más que
llorar entre tus cobijas.
Aquellas que aún guardan tu olor,
pero no está tu cuerpo cubierto
en tu lugar.
Ahora no hay nada en casa,
y ya nada se siente como hogar.
Y renunciar a vos se siente como
renunciar a la niña que criaste y a la
adolescente que malcriaste,
dándole paso a la tristeza que me invade.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión