mobile isologo
buscar...
Empieza a escribir gratis en quaderno

Agua
en memoria de Manuel Peralta (1991-2024)



Tomás y Patricio se encontraron en la entrada del club All Boys de Santa Rosa. Un calor sofocante abrasaba la capital pampeana. Intercambiaron un breve saludo y, tras mostrar sus carnets de socio, entraron al club y se dirigieron al natatorio. El olor a cloro les invadió las narices al acercarse a los vestuarios. Dejaron sus mochilas y se pusieron las mallas, los gorros y las antiparras.

Cruzaron la puerta de los vestuarios y caminaron por el borde de la pileta olímpica, cuya agua brillaba bajo los focos. Llegaron a las plataformas de largada. Faltaban diez minutos para que comenzara el entrenamiento; la superficie del agua estaba lisa como un espejo.

—Che, todavía no vino nadie, ni el profe —dijo Patricio, con una mirada desafiante—. ¿Vamos a ver quién aguanta más la respiración?

—¡Dale! —respondió Tomás, aceptando el reto.

Se pusieron los gorros de natación, ajustaron las antiparras y se lanzaron al agua en el estrecho pasillo entre dos andariveles.

Se sumergieron. El silencio del agua los envolvió. Quedaron frente a frente, mirándose a los ojos. Los segundos se estiraron. Tomás sintió la necesidad de respirar y emergió a la superficie, jadeando. Patricio seguía abajo.

Con el corazón latiéndole con rapidez, Tomás tomó aire y volvió a sumergirse. La visión se le nublaba por la humedad de las antiparras. Patricio estaba inmóvil, con los ojos cerrados, suspendido en el agua. La angustia le oprimió el pecho. Gritó el nombre de su amigo, un grito silencioso ahogado por el agua.

De pronto, sintió la voz de Patricio, serena y clara, resonando en su cabeza:

—Tomi, tranquilo, no pasa nada.

—¿Patri, por qué no estás respirando? —se preguntó Tomás.

—Porque no lo necesito. Tomi, nuestro cuerpo es agua, yo soy agua.

El cuerpo de Patricio comenzó a disolverse, a transformarse en un halo de burbujas brillantes. Tomás, paralizado por la visión, sentía que sus pulmones ardían. Las burbujas lo envolvieron, entraron en su boca y lo impulsaron hacia la superficie.

Jairo Gramajo Pelayo

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión