−Yo necesito entrar a mi casa.
−No estamos autorizados para dejarle entrar. Están revisando las cámaras.
−Le repito, yo no recibo a nadie, ni salgo, no me gusta, me repele. Usted no sabe el sacrificio que estoy haciendo al estar hablando con usted.
−Pero si usted no sale, ¿Cómo compra, que mierda hace para vivir?
−Tengo un chico de los mandados. Es un crío, hace varias cosas para ganarse el dinero.
−¿Y eso que significa?
−Hace mucho sabiendo poco, ¡cómo no va a saberlo!
−¿Y que fue lo último que le pidió?
−Nada. Debía traer la compra, rellenar mis maceteros, arreglar una tubería. No puede entrar a la casa si no está aseado.
−¿Y me puede decir donde se encuentra ahora?
−Lo envíe a su casa.
El detective trató de mirar a la mujer sin apartar la vista de los dedos pegados al pomo.
Imagen de Pexels. Propiedad de Pavel Danilyuk

Verónica Abir
Solo lo intento cada día, como respirar. Ves tus ruinas como son, libres de la ilusión, las expectativas (...) de modo que por fin puedes empezar a contar las tuyas. BELMAR, Issac
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