Hoy desperté recordando mi miedo al agua. Si, tal vez, un miedo mundano, uno más.
Pero no recordé el agua, con sus profundidades lejanas y su oscuridad aterradora, recordé tus manos sosteniendo mi cuerpo, tus ojos sosteniendo mi coraje y vos sosteniendo mis miedos.
Si, recordé aquella vez que pensé que el agua me taparía, como la vida lo hace todos los días, recordé la sensación de inmensidad en mi cuerpo al pensar en aquello que podría hundirme por completo, pero también recordé tu rostro mostrando confianza en mí.
Cuanta majestuosidad de agua necesitaré para entender que casi sostienes mi alma, que muchas veces el presente agobia mi respiración, cuantos metros necesitaré para recuperar tu mano y sentir tranquilidad de que me sujetas hoy y todos los días.
El agua no cesa y tu cariño tampoco, juntos han librado una batalla difícil de mediar, por ahora, el miedo se esconde, tal vez la orilla no esté tan lejos, tal vez tu mano me ayude a llegar.
Estás, estoy. Sos vos, nadie más.
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