El ágape era un momento para entre los cristianos estrechar lazos. Nosotros, la mayoría, como judíos, nos toca el momento de indulgencia. Pedirnos perdón unos a otros para celebrar la vida en éste momento tan especial que une a Kevin y a Galia.
El matrimonio, el patrimonio, ¿Cuál de estas dos palabras define mejor la unión? ¿O acaso son ambas las que heredan los hijos? Con el tiempo nos vamos dando cuenta que el amor es parte de la vida, y que ni una ni otra significan algo que no nos puedan dar nuestros padres y madres, sin embargo, existen diferentes tipos de amor. Algunos, como es el caso, celebra la amistad, la aventura, el apego y la relación más importante que puedo decir que me tocó tener cerca en mi vida.
La unión de un hermano con una mujer significa progreso, lealtad y sinceridad, para ellos dos, debe ser como algo que los eligió, mientras para mí, es algo más que sólo una visión. Entender a estas dos personas significa estar cerca, acompañarlos aún si se van lejos, sentir que sus palabras y sus gestos son mucho más cuando están juntos. Saber que se eligieron, es una decisión más que importante en la vida de ellos dos, y seguro hacen lo correcto. Aún en los problemas, hay solución. La solución de ellos está en la familia, lo que los hará convencerse un día tras otro, que están allí porque saben que quieren, porque la vida les nombró en el tiempo, el ombre del otro para acercarse, hablarse, conocerse, reír y llorar.
Es el tiempo el que nos une acá hoy. Cada uno con su historia, decidió acercarse hoy en este momento tan especial de ellos dos para contemplar un cachito del amor que nos rodea y nos rodeará toda la vida si lo conservamos en un rinconcito de nuestro corazón como un momento preciado. Un momento que ellos dos, guardarán para siempre con ustedes. Porque se lo merecen. Después de tanto tiempo, están acá, ahora, eligiendo un camino que los va a amar por siempre. Tomen la decisión que tomen, el amor va a estar ahí. Para recordarles que están con todos nosotros en un momento de su historia como pareja, como esposa, como esposo, como novio y novia, como amigo y amiga, como huéspedes de este río que se llama amor, se llama vida, se llama decisión y se llama libertad.
Porque no hay libertad sin decisión. No podemos andar por la vida sin elegir qué camino tomar y hacia dónde seguir, y estos dos seres humanos, mi hermano, Galia Kohon, son dos personas que se mezclan con los pensamientos. Al parecer, tienen un mismo destino, separado por la necesidad de amarse, componerse, redimir momentos del pasado hacia un futuro pleno en el que todo sol alimente sus plantas, las flores, las sonrisas, los tesitos al atardecer, esa música que los hace cantar como locos llenos de euforia y ánimos para siempre avanzar en la vida. No hay paso en falso, no hay paso que no pueda ser dado, no hay motivo por el cuál rendirse hasta no encontrar la meta, el sueño, el bello sentimiento de estar cada uno sabiendo que por fin pueden entretenerse, salvarse de los momentos sin diversión, alumbrar con sus propios corazones el camino del otro. La libertad es poesía, es el momento en que los pájaros cantan a la mañana, sabiendo que te espera todo un mundo por conocer, descubrir aquellos sentimientos que le faltaban a tu lista del amor perfecto. Desacostumbrarse a las heridas es una realidad sin fin en la que cualquiera puede tratarte de loco. Las heridas están para servirnos, para crecer y recibir la sanación de todas aquellas faltas que nos hicieron en el pasado, mientras juntábamos fuerzas para seguir hacia un futuro que quizá, no parecía prometedor, pero al mismo tiempo, con la fuerza que nos dieron desde pequeños, nuestras madres, abuelas, todas nuestras relaciones, amistades y charlas con los conocidos que nos hicieron pasar un buen rato, reír y jugar a ser interesantes. Las ambiciones están para cumplirse, siempre y cuando no lastimen a nadie. Cuando somos conscientes de que todo está a la vuelta de la esquina, sólo nos tenemos que esforzar más, buscar en nuestros recuerdos y pensamientos a todas aquellas personas que nos hicieron felices y seguir, siempre seguir, aún pensando que el triunfo está a la vuelta de la esquina, quizá, lo más esperado nos encuentre en el próximo paso. Y yo sé que todo esto parece demasiado, complicado de explicar. Lo que siento ahora es que necesito obsequiar. Obsequiar todo aquello que me fue dado para éste momento en el que tengo un pedacito de sus tiempos. Quiero regalarles a todos, y sobre todo a Mi Hermano, el keko, kekucho, el de la gente, y a su amada, todo lo que no les supe dar antes. Y gracias a todos por estar, ser presentes en éste segmento de la vida de esta feliz pareja. Les deseo que no les falten sueños, y que si pueden hacer a alguien feliz, lo hagan, sin dudar en sus corazones, recibiendo al dar, dando al recibir. Como siempre. Te amo hermano, y ahora, Galia, te agradezco que lo lleves siempre en tu corazón. Gracias.
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