Aftersun: la necesidad de viajar al pasado, agarrar a tu padre y traerlo al presente. (o a tus recuerdos at least)
Sep 30, 2024

aftersun - charlotte wells
Aftersun es el directorial debut de la escocesa Charlotte Wells. Y qué debut. Cuenta con la actuación -también un debut extraordinario- de Frankie Corio, quien filmó la película con 11 años; y de Paul Mescal, cuya interpretación del personaje se roba la pantalla, y le valió una nominación al Oscar. En el rol de padre e hija, en unas vacaciones íntimas en la costa turca.
Conforman una película con profundidad en la que todo aflora desde la superficie hasta guiarnos a una profundidad que no entendemos, pero que sentimos profundamente en la piel. Habla sobre la complejidad de los sentimientos humanos, los grises.
Cuando se estrenó Aftersun, en el 2022, fui a verla al cine; estaba entre esa y The Banshees of Inisherin. I was in for a big experience de cualquier forma, pero elegí Aftersun, y el resultado fue llorar sin parar al final de la misma y contener las lágrimas quizás desde la mitad de la película. Lloraba, sin saber bien por qué. Ahora lo entiendo un poco mejor. Pero Aftersun es una de esas películas que por su realismo, por su profundidad, nunca deja de comprenderse. Today, I’ll try.
La película empieza con su dinámica, su relación afectuosa y cálida, en la que pueden reirse y comprenderse pero también, Calum es responsable y cuida de Sophie. Tienen una relación cálida. Ella dice, en una de las frases más lindas de la peli, que cuando Calum no está con ella, ella piensa que al menos comparten el mismo cielo. “i think its nice that we share the same sky”. aunque no se expresa solemnemente, es claro que no se ven demasiado, aunque él se lleve bien con la madre de sophie, que aparece a través de una voz en un teléfono.
La película se siente como si los estuviéramos siguiendo en su vida pero en todas las cosas hay un detalle que revela algo más profundo y significativo. Calum está hablando con este chico y de pronto dice “no me veo a mí mismo a los 40 años”, tirando esa bomba de que él no se imagina a sí mismo teniendo una vida. Y después corta a Sophie, grabandose a si misma contando que tuvo el mejor día de su vida: para ella, todo es emocionante y nuevo.
Entonces Calum se va a su mente, literalmente sale del plano, posiblemente pensando en su futuro y en cómo hizo para llegar a los 30, pero después, está Sophie, la persona que lo devuelve a la tierra, o que lo hace querer seguir. Pero cuando se trata de salud mental, el amor no es suficiente y no es curativo, aunque sí es algo que te motiva a seguir, las relaciones interpersonales, no es la solución, o ésta historia sería una diferente.
Casi desde el principio se siente el miedo. miedo a que se terminen las vacaciones y este espacio que es solo de ellos dos, y parece atemporal; pero también, miedo a lo que pueda llegar a pasar. Las tensiones, estamos preocupados de lo que va a pasar: a Sophie, que está creciendo y moviéndose en terreno desconocido, en un mundo exterior extraño y peligroso; y a Calum, porque aunque en un momento esté bien, no sabemos cómo se va a sentir al otro: y así es como funciona la depresión: uno no elige cómo sentirse.
Una de las escenas más recordadas es aquella en que en el hotel, en un cuarto tenemos a Sophie, sentada leyendo revistas y libros, y en la otra, divididos por una pared, a su padre, en el baño agachado intentando sacarse él mismo el yeso. Mientras ella le hace miles de preguntas, él intenta responder. La fotografía es clara: Sophie está iluminada por una luz cálida mientras Calum está pasándola mal en los tonos fríos del cuarto de baño.
Está ésta contraposición entre ambos, la niñez e inocencia de ella, la mirada curiosa hacia la adolescencia que un día le llegará, y la adultez y tristeza de él, mirando en su interior a lo que no pudo ser: su negocio fallido, su ex novia, los 30’s a los que apenas llegó. Como dijo Lana del Rey: one life begins, one comes undone.
Charlotte Wells, guionista y directora, dice, en una entrevista, que lo que mejor le sale a Calum es ser padre. Y él es en efecto muy bueno en ser un padre: le pregunta sobre ella misma y ella misma en relación a otros, le enseña a defenderse -porque él sabe lo cruel que el mundo puede ser, y ella aun no, así que cree que es divertido-, limpia su rostro por la noche, toma fotos de ella. Lo que podría parecer simple, pero quizá no nos damos cuenta de lo raro que es para algunas personas que no tienen tantas fotos de ellos como niños. El mero acto está lleno de amor, y claro, una necesidad de capturar el presente que en cualquier momento corre riesgo de ser el pasado.
Aunque no entendamos del todo que le pasa a Calum, porque Sophie no lo entiende y la película está contada desde su mirada, nunca dudamos de él cómo personaje verosímil. Paul Mescal lo encarna de forma maravillosa, se mete debajo de su piel, mientras se mueve con movimientos erráticos y humanos. tanto que nos olvidamos que de hecho está actuando, de que hay una cámara -que está tan bien puesta, gracias a los ojos de Charlotte Wells, quien nos está contando esta historia como si nos estuviera contando sus recuerdos.
Y de hecho, she is. La cinta se basa en sus memorias de niña con su padre. Sus memorias y grabaciones que encontró. Quizás esto es lo que la haga tan especial. Hay una foto de Charlotte con su padre que es imitada en la película, cuando están cenando, se sacan una foto el uno al otro.
Pero no es solo el sentimiento que logra capturarse y transmitirse, sino, las imágenes que se usan. El resultado es una película confesional e íntima, pintada trazo a trazo como una obra de arte moderna filmada en digital.
En un momento Sophie dice: ojalá pudieramos quedarnos más tiempo, como si desde el futuro sacara la cabeza, como querer quedarse más tiempo en un recuerdo o un sueño.
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Es un retrato de las relaciones no solo padre-hija pero cómo conversan las generaciones, los padres rogando que sus hijos no los imiten en lo malo y los niños, en la infancia queriendo ser como ellos. Además, trata el tema de perdonar a nuestros padres por cómo pudieron o no llevar su vida y la nuestra.
Creo que Sophie, al final, lleva la misma melancolía que llevaba su padre.
Hay un momento en que ella le pregunta si alguna vez siente que después de tener un día divertido y genial, se siente deprimido, como si los huesos le dolieran- Y claro que él se siente así. Incluso si Sophie jamás sabe por qué él se sentía de esa forma, la tristeza, lo no dicho, pasa de padres a hijos como la misma sangre lo hace. Esta línea podría capturar la esencia de lo que el film es.
La sensación es clara y la película está tan bien pensada, no solo por charlotte, la mente maestra if we can say so, sino por todo el equipo, (e interpretada/sentida por los actores) que no solo te lleva a ese tiempo y lugar, aunque jamás hayamos estado, a un lugar con el que podamos asociarlo en nuestros recuerdos; sino que también, cierra por todas partes. Está en el título: es ese momento vacacional en que estuviste todo el día bajo el agua, o bajo el sol, y de pronto, el sol empieza a esconderse, y te mareás y el cuerpo te pasa factura. la película es un eterno atardecer, hasta que el sol -calum- finalmente se esconde, y Sophie debe lidiar con esa oscuridad.
Cuando los padres se van, también se va un pedazo de nuestra infancia.
Tenemos la icónica escena del baile acompañada de una canción con una letra que refleja lo que está pasando. Es un clásico instantáneo. “I don’t ever ever dance” dice Sophie, cuando su padre la invita a la pista.
Se interponen escenas de ella adulta, en un rave, una fiesta o boliche. Ella bailando con él intentando sostenerlo, intentando saber quién era, pero él se aleja, y cuando finalmente lo sostiene, él se va. Y ahí está Sophie, sola, adulta, y después, una niña de nuevo.
Pero quizás lo más importante sea la elección de la música, que te cuenta aún más. Under Pressure de Queen junto a Bowie.
Can't we give ourselves one more chance?
Why can't we give love that one more chance?
Why can't we give love, give love, give love, give love
Give love, give love, give love, give love?
'Cause love's such an old-fashioned word
And love dares you to care for
The people on the edge of the night
And love dares you to change our way of
Caring about ourselves
This is our last dance
This is our last dance
This is ourselves
Under pressure.
Al escuchar la canción fue cuando todo hizo un click en mí sobre la historia que se había desenvuelto frente a mis ojos. Y yo lloraba.
Después cortamos a la escena final del aeropuerto, en donde Sophie no puede dejar de despedirse. Después vemos que se está reproduciendo en una TV -todo es una recuerdo- por Sophie adulta, quien tiene en sus manos la cámara de su padre. En su departamento, con su niño bebé llorando de fondo.
Finalmente, la cámara hace un paneo hacia Calum, quien se está yendo después de despedirse de su hija. La parte interesante es que esta vez no hay linea de TV: los recuerdos y la realidad se mezclan una última vez. Calum se va y desaparece en una puerta que muestra un poco lo que hay dentro: el rave en donde Sophie adulta lo encuentra ahora: en su imaginación. Se fue por última vez, y el único lugar en donde ella puede encontrarlo es ahí, en donde ahora es una adulta rogándole que no se vaya de nuevo, o que se haya quedado. "i wish we could have stayed for longer".
Es seguro decir que vamos a seguir volviendo a Aftersun por un largo tiempo, ya sea para mirar la dirección y guión mágicos de Charlotte Wells, quien supo plasmar sus recuerdos y sentimientos; o la habilidad de Paul Mescal para volverse uno con un personaje, o la introducción fresca y natural de Frankie Corio. O, solo para destrozar nuestras almas una vez más, lo que parece ser un rasgo característico de nosotros los humanos.
Y cada vez, vamos a encontrar un detalle nuevo.
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