Actualidad constante.

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No, nunca hemos sido todos ni para todo.

Tengo muy aquí mismo una injusticia de Hacienda. El funcionario, me reservo calificación, hizo un trabajo sobre una nada y a sabiendas de que todo se basaba en argucias de abogados. Argucias que unas veces se dejan pasar y otras, como es el caso, se usan para joder al débil. Ningún beneficio se obtuvo por la parte demandada, ni un solo euro al bolsillo.

Le dije al ser hacendoso: 'Usted aprobó unas oposiciones, y debe saber mucho de esto que hace, pero debería atender a que tras cada nombre escrito en un papel, hay personas con sus problemas, sus sueños, sus ilusiones. Usted, por mucho que la Ley lo ampare, hace mucho daño a personas inocentes'.

Y así fue; la Justicia, por lo escrito en normativas impertinentes, siempre de parte del fuerte. Hacienda gana y tú te endeudas por mucho que, aunque te dicten culpable, eres del todo inocente.

Ese servicio a la patria que presta el funcionario (me reservo calificar), se lo debe guardar para su salón de casa. Tal que cabeza de jabalí en finca de cazador.

Pero, no somos, el Pueblo, un trofeo cinegético.

Lo justo está muy lejos de la Justicia.

Leo lo de Ana Duato, y la veo dando explicaciones sensatas. Ella se dice inocente. Ella, al menos, tiene dinero para defenderse. No sé si es culpable o esto es cosa de un funcionario diligente que se agarra a unas palabras escritas convenientemente, pero, como comprenderán, viendo lo que les comentaba de mi particular y lo que he visto del Emérito y de otros ricos y famosos y esas amnistías fiscales tan convenientes para tales y cuáles, comprendan que de Hacienda no me fie en absoluto.

En absoluto.