Me gustaría poder robarle al tiempo un instante,
o rogarle a Dios que te deje volver.
Pero sé que es imposible,
así que me conformo, aunque sea, con soñarte.
Te recuerdo en los silencios largos,
en las tardes quietas donde el viento parece decir tu nombre.
A veces, cuando cierro los ojos,
creo sentir tu voz todavía llamándome.
Guardo tus gestos como si fueran oraciones,
y tu risa como un amuleto contra el olvido.
Porque amarte fue tan natural
como respirar,
y extrañarte, ahora, es igual de constante.
No quiero aprender a vivir sin vos,
pero voy a tratar de recordarte sin que me duela el alma.
Y en ese intento,
seguirás siendo presencia en cada flor,
y refugio en mi memoria.
Gracias por haber sido abrigo, raíz y ternura,
gracias por ser mi abuela.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión