Abrazo con cinco brazos

Había una vez una chica que quería ser estrella de mar, nada más ridículo, pero así era. Quería ser alguien de libertad animal, quería nadar y ser en el agua, virtud de los crustáceos. Quería dejar de ser humana, básicamente. Sería tan cierto su destino y sus sentimientos quedarían atrapados en solo ser fácil, grácil, esa estrella que sería alma feliz. Analogía divina de existir sin presiones, altiva, dorada. Seres de otro mundo habían tomado la estrella. Hubiera sido más fácil si ellos la hubieran entendido. Comprendido, amado. Aceptado tal cual era. Después de tanto tiempo la chica ya no quería ser ella. Era difícil, dolía y estaba sola. Nadie alcanza tal estado de soledad si no es amando. Soltar la huella y ser estrella, había decidido. Sin embargo en el mundo humano convertirse en otro especie no es fácil. Arduo trabajo de matarse a una misma y olvidar quien se es, fácil y difícil. Fácil si le das el mando a nadie, que serías vos. Difícil si sos romántica. Es la historia de una chica a quien le era difícil encajar. Cuestionada y maltratada, no amada en su totalidad, amada en partes, una parte aquí, la otra allá. Nadie en absoluta voluntad de quererla.

Hasta que apreció el estrello. El si quiso quererla. Sin excusas ni egoísmos. Sin pensar en él, sólo en ella primero. Apareciste entre la bruma del bosque como alguien con agallas. Valiente y decidido, tierno y atrevido. Valiente, ahora ya nadie se atreve conmigo. Ser de otra dimensión, aún mejor que los mejores, aun fragil, altivo, nuevo, eterno, tocado por el cielo, todo un animal. Sabe a triunfo esta derrota y quien quiere más. Abrazo el aire y soy tuya. Sos mío y somos seres de este planeta. Conta conmigo, soy tuyo. Estoy asombrada de tanta generosidad. Aún no lo creo. Aunque sea este segundo quiero estar aquí sin miedo, abrazandote con mis cinco brazos.

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