mobile isologo
    buscar...

    abismo

    Calíope

    Oct 14, 2024

    0
    abismo
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    Las palabras de abandono eran la mejor respuesta que la chica de mechones ondulados podía darle. En cambio, había sucumbido al peor castigo que alguien podía dedicarle a la muchacha de ojos vidriosos. El silencio. Un silencio que crecía entre ambas, colándose como una sombra en cada rincón que antes compartían. Las miradas se evitaban con precisión quirúrgica, pero el dolor era imposible de disimular.

    La de ojos vidriosos temblaba, no de frío, sino de esa sensación abrumadora de haber sido condenada sin juicio. Un nudo se formaba en su garganta cada vez que intentaba encontrar las palabras.

    — No hice nada porque no me diste permiso de nada. — De pie, al borde del abismo emocional que separaba sus corazones, la de mechones ondulados había roto el silencio entre ambas. No volvió la vista a sus ojos. Quizás porque sabía que si lo hacía, encontraría los ojos detrás de aquel marco llenos de lágrimas.

    Las palabras se quedaron suspendidas en el aire, como una sentencia irreversible. La de ojos vidriosos quería decir algo, cualquier cosa, pero su voz estaba atrapada en el mismo nudo que hacía minutos le robaba el aliento. Era como si el mundo se hubiera detenido, todo alrededor congelado en ese instante interminable de dolor y desconcierto.

    — ¿De verdad pensas que todo es así de simple? — Logró murmurar finalmente, aunque su voz apenas era audible. Las palabras escapaban débiles, como si al salir estuvieran desmoronándose junto a ella.

    La de mechones ondulados seguía sin mirarla, su cuerpo tensado por la distancia emocional que había construido, pero algo en su rostro, en la forma en que su mandíbula se apretaba, revelaba que aquello no le era fácil. Tal vez había más que no se atrevía a confesar, más que no podía decir. Más que no quería decir.

    — No quería que fuera así — continuó, con un tono de derrota que apenas podía contener.

    El silencio volvió a instalarse entre ellas, solo roto por el leve sonido de los suspiros retenidos y las respiraciones entrecortadas. Pero este silencio ya no era un castigo, era un duelo; un espacio en el que ambas intentaban entender cómo seguir adelante o si acaso había algo por salvar. La de ojos vidriosos dio un paso hacia atrás, como si aceptar el abismo fuera menos doloroso que enfrentarlo.

    Y en ese gesto, ambas supieron que algo había terminado.

    Calíope

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión