Tuve que irme de la provincia de mis sueños, no estoy seguro de que haya sido el sueño de mi adultez pero si el de mi reflejo más pequeño que miraba con ilusión la provincia de la arquitectura vieja, los edificios inmensos y modernos, el ritmo caótico que te dice que estás llegando tarde -incluso cuando no vas a ningún lado-.
Tuve que irme porque al atardecer no tenía donde dormir o qué comer, la ciudad inmensa no abriga, te desampara, tenés que tener mucha suerte o talento para que te vaya bien, yo no tengo ninguno de los dos, tampoco paciencia, cuando la panza está vacía y la posibilidad es dormir en una plaza de Constitución, nadie puede pensar con claridad ni mucho menos tener paciencia de que las cosas se acomoden, la emergencia es ya.
Me tuve que ir porque un ejército decidió apuntar a matar, todavía estoy curando las heridas, con paciencia, casi como si la herida se hubiera abierto ayer pero es que nada tiene sentido, el tiempo o la vida, la muerte o el amor, ¿qué importa? Al final es todo lo mismo. Como cuando no querés mezclar alimentos "en el estómago se junta todo" dicen, en la herida se junta todo, no hay límites claros, nada importa mucho menos dónde empieza cada cosa, lo único relevante es el dolor y la profundidad de la bala, hasta dónde llegó.
Estoy en mi cama, en mi isla de silencio -por ahora, hasta que arranque la rutina familiar y las voces fuertes-, tengo tantas ganas de vomitar que poco importa cuanto aguante sosteniendo todo esto adentro, no es sólo la comida, es mi día, el médico, la entrevista de trabajo, las palabras, las palabras, las palabras que cortan, que sanan y vuelven a cortar, me revuelven el estómago pero es que vuelvo a preguntar, ¿qué sentido tiene todo esto? Si igual voy a vomitar, si igual voy a sangrar, si todo se mezcla y todo es nada, nada es todo y vuelvo a empezar, el loop del sinsentido, del dolor agudo, del estómago revuelto y el esquema de medicación, de la noche, de la mañana, la de emergencia, no sé dónde está la de emergencia: hoy la necesito, de todas esa es mi favorita, tiene muchos usos pero el que me interesa es el de cuidados de dolores crónicos y cuidados paliativos porque me duele todo el cuerpo, cuando digo todo es todo, no hay rincón que no sienta dolor, no hay rincón libre de trauma, dijo el médico hoy que fui muy acertado al decir que el trauma y el estrés enferman el cuerpo porque enfermaron el mío, que mis pulmones, que mis articulaciones, mi estómago, mi garganta, mis ovarios y anda a saber qué más.
Abrí una canilla en la ciudad inmensa, una canilla de dolor, que no filtra, solo elimina lo que más duele, ahora necesito calma pero dónde mire, hay caos y recuerdos, dolor y sangre, las paredes manchadas y el vómito, una vez más, quemandome la garganta, avisándome que nada está bien, que no crea esa mentira, si querés déjate engañar, no hay una buena vida para gente como yo.
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kurukiva
Sensible y sentimental. La vulnerabilidad es mi escudo para un mundo cada vez más cruel. Soy un chico simple: hablo sobre el amor, mis emociones y la nostalgia.
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