A veces leo, leo historias de amor.
Cada historia tiene una trama tan diferente y peculiar, claro que con el mismo cliché de siempre: se conocen, se odian, uno empieza a tener sentimientos por el otro, el otro no es capaz de corresponderlo, pero al final termina arrepintiéndose y expresando todo su amor.
Pero, si de algo estoy segura, es de que siempre siento un vacío inexplicable al terminar de leer. Ver cómo ambos protagonistas terminan realizados y amándose, superando todo y a todos, es amor de verdad; un amor que anhelo sentir más que nada. Sé que gran parte de esas historias son fantasiosas e imposibles de suceder en la vida real, pero, ¿qué es lo real del amor para alguien que nunca se ha sentido amada de forma romántica? ¿Cómo alguien así puede saber qué es lo que puede suceder y lo que no? Solo queda imaginarlo. Tengo que imaginarlo.
A veces escucho canciones, canciones románticas.
Cada melodía que descubro, cada letra que escucho e interpreto, es cuando aún más sola me siento. Veo cómo todos dedican esas canciones llenas de emociones y valor agregado a otros, y sé que es un gesto insignificante... a menos que seas esa persona para quien se escribió y compuso esa canción. Pero, en caso contrario, se supone que eso es lo mínimo, ¿no? O eso es lo que siempre escucho.
Aun así, no puedo evitar sentirme celosa de ese ‘‘mínimo’’ que uno hace por otro, como dedicar una simple canción. Es decir, por lo menos sabes que piensa en ti cuando la escucha... cuánto anhelo eso. Que me digan: ‘‘Escuché Love Grows y pensé en ti’’. Para alguien que nunca ha sido amado, eso lo sería todo.
A veces veo películas, películas de comedias románticas.
A este punto ya no sé si veo romcoms para entretenerme o para ampliar, inconscientemente, el vacío de soledad que crece dentro de mí... ya no lo sé. La mayoría de estas películas son hermosas, y por eso a veces las odio. Odio ver cómo el protagonista lo da todo por ella, odio ver cómo ella se enamoró aunque no lo tenía previsto, odio ver cómo él siempre hace algo mal y, para remediarlo, hace algo lindo. Odio ver los momentos de tensión romántica entre ellos, aunque aún no aceptan del todo que se gustan. Odio ver cómo se le iluminan los ojos a él y se queda boquiabierto al verla con un hermoso atuendo. Odio que él cometa locuras por ella. Odio no poder ser ella.
Pero lo que más odio es saber que probablemente nunca experimente eso, porque dudo mucho que alguien llegue a sentir tanto por mí como para que mis momentos con esa persona se sientan de película.
A veces fantaseo, fantaseo ser amada.
Cuánto quisiera tener a ese alguien con quien sentirme segura y mostrarle mi lado más vulnerable, el lado que no ve nadie... y que esa persona me lo muestre también. Saber que nos tenemos el uno al otro para consolarnos y escucharnos cuando no podemos más con algo que nos aqueja.
Me imagino cada noche con esa persona, los dos en el silencio de la noche, expresando nuestros miedos, metas y sueños. Tal vez con una lágrima o dos, pero sabiendo que tenemos un hombro donde llorar desconsoladamente, y que con certeza no nos va a juzgar ni cuestionar el porqué de estos sentimientos... solo escucharnos y comprendernos.
¿Existe acaso algo más romántico que eso? Yo creo que no.
Si tuviera a ese alguien, no estaría escribiendo esto, pero es lo único que me queda para expresarme. Tendré que esperar.
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