A través de mi ventana
Desde una ventana pequeña, desde el balcón escondido, veo toda la inmensidad. Veo cientos, miles de miles de lucecitas. Puntos blancos y naranjas. Veo torres que se erigen inmensas y omnipotentes, desde aquí hasta cerca del horizonte. No se pierden en él. Pues allá, al fondo, veo las sierras. Y ante semejante paisaje se me eriza la piel. Por un lado, la docta, grande, inmensa, iluminada, ruidosa, bella. Es increíble. Por el otro, el horizonte. Miro detrás de la ciudad, esas montañitas, esos colores. Verlas a lo lejos me da nostalgia. Siento añoranza y no sé precisamente de qué. Siento como si todo lo que quiero, lo que necesito y lo que me hace bien, estuviera allá, lejos, en el horizonte. Atravesando todas esas luces.
Acá las oportunidades, los momentos, las personas y los lugares, brotan de a montones: coloridos, brillantes, opulentos. Lo que buscás, encontrás. Pero yo no me encuentro.
Y hay algo, ahí afuera, entre tanto ruido, entre tantas calles y edificios, entre tantas lucecitas... hay algo que no hay. Hay algo que falta. ¿O que me falta? Hay algo que no encuentro. Y es que tanto resplandor, tanta inmensidad, tanto tanto... me hace sentir chiquita, insignificante. Un punto. De pronto, tanta inmensidad, se siente como un gran e inmenso vacío. ¿Qué hay ahí para mí? No hay nada allá afuera. Está lleno, pero lleno de nada. Es solo una gran soledad, llena de lucecitas.

Pixie 🪐
Soy Sofía de Córdoba, Argentina. Tengo 24 años y soy estudiante de Español y profesora de ELE.
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