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    A tono con hoy.

    Dolbach

    Jun 12, 2025

    75
    A tono con hoy.
    Nuevo concurso literario en quaderno

    ...

    Yo salvé a Sandokán.

    Fue, en tiempos de nada, que la bibliobús apareció un buen día, sí, bueno he de decir que fue, aunque hiciera frío, que sé, a ciencia cierta, que era invierno.

    Aquel mundo, pequeño pero enorme -estanterías llenas- fue, para mí, como entrar en una pastelería. Todo me parecía apetecible.

    Escogí, cuando ya el maestro exigía premura, un libro con pastas duras, con mucha letra, pero con algunas páginas como tebeos, con dibujos. Supongo que pensé que si no lo leía entero, me valdría con mirar la historia hecha de monigotes.

    Era para mí un regalo valioso. Un libro que yo había elegido, no uno de esos de evangelio y santos que había por casa -pocos en todo caso- ni los libros de la escuela ¡Puñeteros! Lo primero que yo elegí en ese enorme universo.

    Lo miraba, arrimado a la lumbre, en la cocina grande, donde, por aquel entonces, hacia la vida la familia. Por lo que fuera -un despiste-, el Tigre de malasia, saltó de mis manos y fue a parar a las llamas. Reaccioné rápido y no permití que se quemara ni una sola palabra. Tan solo se chamuscaron en su borde de arriba algunas páginas.

    Me asusté, claro. Era un compromiso. Era mi responsabilidad cuidar aquel libro.

    Raspé lo negro y comprobé que, cerrado y sin mirarlo mucho, no se notaba el desaguisado. Aún así, mientras estuvo en mi poder y hasta que no bajé del autobús de las historias, con alguna otra ilusión, no estuve tranquilo. Nadie, que me conste, se percató del estropicio. Pero la cicatriz quedó en la obra de Salgari.

    Y en mi recuerdo.

    Unas pocas lagrimas.

    Oscura la alcoba

    a tono con, hoy,

    mi alma.

    No por maldad tan negra:

    por pena.

    Pena por ese siempre

    que se impone

    y que lastima;

    que agria el vino,

    que hacer hervir las venas.

    Me hace daño

    lo ruin de tanto humano,

    lo hipócrita,

    lo malo.

    Y no me escapo.

    Aunque me escondo, me busca.

    Aunque huyo, me alcanza.

    Me enfrento y me rescato,

    pero es el precio tan alto...

    Y en cada una de las lágrimas

    va la constancia,

    una vez más,

    de lo amarga

    que nos hacemos la vida.

    Sin cobertura.

    Es solo silencio. Un instante.

    Un frugal rumor distante.

    La cautela de un grito que se reprime

    La amapola que sobrevive.

    Es solo andar.

    Solo mirar.

    Hay caminos que no llevan a parte alguna,

    Buenos caminos para el que no quiere un destino

    Matan a la avena, por loca.

    Y a la vuelta, perdida una llamada.

    Nada.

    ¿Por qué el verde y el azul no están vistos combinados en vestimenta?

    El mundo, laTierra, luce mucho de esa guisa; y, donde le dejan, es una belleza.

    Dolbach.

    Dolbach

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