"No me pidas que te deje; ni me ruegues que te abandone. Adonde tú vayas iré, y donde tú vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras moriré, y allí mismo seré enterrada. Que Dios me castigue si te abandono, pues nada podrá separarnos; ¡nada, ni siquiera la muerte!"
Rut 1:16-17 (TLA)
en este ángulo de la vida
podría jurar que sigo escuchando
sus látidos
me susurra que tomemos esta tierras
y hagamos de ellas un pago
en donde las historas de los espíritus
converjan.
.
si algo no pudo quitarme la eternidad
y su fiebre de oro
fue la tierra en nuestras uñas
que nos delatan arañando la vida;
nuestros seres desprendiendo
capas de sí;
para que la juventud de nuestro amor
se arraige en el
linaje.
.
ahora desde este lado de la vida
en donde no forjas tu cordura
y cuerpo
y alma
deshilvanan los secretos de nuestros pechos.
puedo amarte en la paz
en donde no empieza
ni termina
la palabra.
puedo plantarme ante Dios
con la cara en alto
y tu amor en pecho y espalda.
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