Este poema
se lo dedico a mi cuarto:
.
Estoy sentada en el escritorio
blanco, invernal,
que pinté con mis manos que
recorrieron cada pared que
encierra este microcosmos con perfume a infancia.
.
Estoy barriendo el piso
níveo, azaroso,
sobre el que bailé a escondidas, en
madrugadas de febril excitación de
adolescencia ignominiosa.
.
Estoy leyendo en la cama
rosa, negra,
de llantos furiosos, y
noches de eterna angustia por
la funesta medianoche.
.
Estoy sola y soy la misma
que a los diecisiete
que a los dieciséis
que a los quince.
Estoy sola y
no quiero crecer.
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