En un hábito horrible por socabar mis más genuinos impulsos, todos los días a la misma hora tomo los mismos 300 mg de aquella pastilla rosa que alguna vez supo producirme náuseas y mareos; obligada a tambalearme en el campo de la neurociencia y la psiquiatría. En ese entonces esas pastillas eran un abuso para mí cuerpo, pero un abuso controlado y moderado. Un abuso necesario y firmado por un médico.
Era un abuso, sin dudas podía sentirlo, la boca seca, el estómago revuelto, la mente en extrema calma. Mi cuerpo conocía muy bien ese lugar, esa forma de existir. Pero "es la dosis mínima para que su uso sea terapeutico" decía la doctora. Yo sabía que estaba calmando a la fiera con apenas unos churrascos de carne, como también sabía que esa solución temporal solo traería la inminente desgracia de cazar y desgarrar todo en cuanto se encuentre a mi paso.
Hoy de esa adormecimiento embriagario y de ensueño solo queda un vestigio: la sensación de poder aguantar otra noche de silencio, quietud y calma.
Pero no es eso acaso desterrar a mi propio espíritu de mi cuerpo? Si la gracia de mi vida fue desde los doce años estar en la calle, porque recurro a la pastilla rosa para tolerar el exhilio que implica mi desolada casa? Una noche normal, como ésta, saldría a la calle aunque sea solo a caminar; salir solo por formar parte del mundo; por ver la luz de la luna; por existir.
La pastilla rosa está volviendome a la normalidad? Qué y cuándo es la normalidad para mí?, que siempre tuve una vida diferente a la del resto, marcada por la desgracia y la derrota, sucumbida en los excesos desde que tengo memoria.
Hace ya cinco meses que tomo la pastilla rosa y evito cualquier otra sustancia. Más sin embargo, el único progreso que veo es el de haber cambiado una droga por otra, o aún peor: la complacencia de conformarme con estar en el lugar que estoy, incluso negándome a atender el llamado de mi propia naturaleza, que a gritos me pide salir de estas cuadro paredes al aire fresco, a charlar con quién sea y de lo que sea.
La pastilla rosa, que tanta paz me da, cuánto me quitará al final?
Soy Cami, entre muchas otras cosas, también soy paciente psiquiatra en tratamiento y diagnósticada con Trastorno Límite de la personalidad y Trastorno de estrés post-traumatico.
Me gustaría leer tu opinión en los comentarios sobre los tratamientos farmacológicos y el plan de acción psiquiátrico que, aunque sea tabú para nuestra sociedad, tan naturalizado está.
A los locos, las pastillas. Vos qué opinas? Es posible recuperarse en un tratamiento sin fármacos?
Gracias por tomarte el tiempo de leer mis confesiones de sábado por la noche, y ojalá te animes a escribir para conocer tu opinión.
Con amor siempre,
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Hola! Soy Cami, escritora, tarotista y terapeuta holistica. Me encantaria escuchar tus comentarios sobre mis escritos. Escribime a IG!
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