mobile isologo
buscar...

A la luz de las velas

Mar 13, 2025

105
A la luz de las velas
Empieza a escribir gratis en quaderno

Para Gabby, Gastón y Lucas

 

 Estaba cenando sola a la luz de las velas. Y no, no era una cita romántica conmigo misma. Lo que pasó fue que hubo una tormenta tan grandísima que nos dejó sin luz tres días (y contando). La parte buena, es que puedo ver cómo entra la luz de la luna y que poco a poco se va llenando justo arriba de la humildad de mi jardín.

Pero, como decía, estaba cenando sola y mientras subrayaba los superlativos en los cuentos de mi amigo —el escritor— pensé en lo que había hablado esta tarde con mi otro amigo –el de anteojitos, diría mamá— él me dijo, con aires de erudito en la materia, que estaba bien lo que había hecho y que lo ponía contento que me haya dado cuenta de que el vikingo éste solo pretendía jugar conmigo. Que sería mejor si le dejo de hablar (y lo decía justamente él, el tipo que va con flores, chocolates y una promesa de amor eterno a la chica que conoció hace 15 minutos en la plaza Brown).

En cierto modo, había algo de razón en todo esto. Había sufrido tanto con este casi amor ingrato, que el hecho de que hubiera vuelto a buscarme con la intención que sea, no era motivo de perdón. Era una falta de respeto a mí misma el volver a dejarlo entrar.

Con esa epifanía en el aire, le mandé un mensaje a mi mejor amiga (porque la tormenta nos había dejado sin luz, pero a las horas el WhatsApp había vuelto a funcionar. El chisme no descansa)

"Decidí que si vuelve a escribirme y dice de vernos lo mando a la mierda. Porque con lo mal que lo pasé, sería una estúpida si le digo que sí".

¿Su respuesta? Un "¡Vamooooooo!" Así con muchas "O" y sin "S" al final, seguido de esas imágenes que se mueven con un aplauso. Sonreí.

Seguí subrayando superlativos, comiendo la cena y pensando; hay algo raro en todo esto y la vibra no me falla. Algo me dice que lo deje atrás.

Lo bueno de que te rompan el corazón tantas veces, es que te armas de una coraza y cada vez que alguien te dice que "te quiere" preguntas: ¿Para qué?

Estoy en la soledad de la noche, con una vela rompiendo la oscuridad, leyendo relato tras relato y siento que tengo una fortuna inmensa. Porque a pesar del desastre que hay afuera, yo disfruto de mi cena a solas. Me río de lo que mi amigo me dijo y al pasar en limpio mi desastre mental, me doy cuenta de que soy feliz así. Que no necesito a nadie para no sentirme sola. Mi paz vale más que una compañía infravalorada.

"Si me siento investigado me voy listo" me escribió esa vez. Pero no aguanté la risa. Si supiera el vikingo que mi amigo —el de anteojitos— y mi mejor amiga pueden montarse una agencia de detectives al mejor estilo Sherlock Holmes. Ellos ya lo habían buscado en cada red social, habían hecho averiguación de antecedentes, lo habían visto por la calle con otra y habían descrito con lujo de detalle el cómo, cuándo, dónde y con quién lo habían visto. Yo ya sabía todo de él y no había movido un dedo. Son los amigos que vale la pena tener. Porque te rompes y ellos juntan y pegan tus pedazos. Te abrazan y te dicen "Dale estúpida, no vale la pena" y no la valía en absoluto.

Quizás sea como dice mi amigo el escritor, "el dolor tiene muchas formas. Y muchos altibajos. Pero, sobre todo tiene brillo"

Hoy siento que tengo un valor. No monetario, ojo. Sino más bien álmico. Siento que cada vez que hice un cierre a una mala relación o le dije que no a alguien, fue porque sabía que esa situación no iba a ser buena para mí. Me hice valorar.

A veces no es como te ven los demás, sino cómo te percibís a vos misma. Quién mejor que vos para darte cuenta de cómo sos. Que ese dolor ya es brillo en uno. Cada herida que se cierra se convierte en luz y esa luz en sonrisa, y esa sonrisa va por ahí, desentonando por el mundo amargo y superficial. Y esa es la diferencia. Porque en una sociedad donde se fomenta el desapego y el desinterés, vos seguís creyendo en el amor porque amas con todo.

Cierro los ojos un instante y me concentro en el silencio detrás del tic tac del reloj. Si soplo a la luz sería una oscuridad silenciosa. Pero la oscuridad me duerme y todavía sigo sentada a la mesa. Prefiero dormir en mi cama y ver cómo la parafina hace charquitos alrededor de la vela.

Creo que ya me perdoné por haberme fallado. Me perdoné por las veces que puse mi valor en oferta y lo compró cualquier idiota. Me perdoné cuando dije que no iba a volver ahí y me encontré golpeando la puerta. De nuevo.

De los errores se aprende. A medida que sana la herida, te haces más fuerte y reflexiva. Entonces tomas mejores decisiones. Incluso antes de causarte más daño, porque a la primera señal de alarma das media vuelta y te vas por otro camino. Ya no te importa a quién dejas atrás. Y es justo ahí, en ese instante, donde sos realmente libre.

Cada quien da lo que tiene en el corazón, y yo lo voy a dar todo. Pero antes voy a prestar más atención de a dónde piso. Voy a ir con cautela y seré más selectiva. Recién cuando esté segura de que es un amor similar al mío, que recibo exactamente lo mismo que doy y que la vibra no me falla, entonces (solo entonces) voy a ser generosa, generosísima.

Camila Foresi

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión