Habían tres faros en mi alma oscura, Tres pilares que sostenían mi fortuna, Hoy son ecos de una dulce amargura, Bajo el cielo cruel de esta mi Luna.
La primera lo fue todo, el universo y más, un lazo eterno que el tiempo no deshizo. Mas el orgullo nos ganó la paz, y de un adiós seco nos hizo un rizo. Y hoy solo queda el hueco de su voz.
La segunda era la llama de mi risa, el manto puro de mi bondad sin manchas. Quise retenerla con una brisa, Pero mi ser no bastó, no fui suficiente. Se llevo mi alegría y no la pude alcanzar es la sombra que se aleja sin mirar.
Y la tercera el nido de mi ternura, la fe sencilla, la mano que me guía. Rompió el cristal de mi confianza pura, arrojando espinas sobre mi alegría. Sigue a mi lado, como un fantasma cruel, y cada mirada es un sabor a hiel, un recuerdo roto de su honda traición lastima mi corazón.
Las tres son aún mi mundo, mi razón
Dos ya son pasado, un dolor que se asienta
Y la otra me hiere en la respiración.
Las sigo amando pero el amor me atormenta.
-Luna Ester
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