La demanda, siempre es demanda de amor.

Una frase que un profesor una vez me dijo, en relacion con los conceptos acerca de la demanda, deseo y goce que tratabamos en ese momento, fue: "El paciente parece que necesita seguir enfermo, necesita seguir sufriendo; El neurótico quiere sufrir, no quiere curarse. Hay una lógica de goce".

En otras palabras, podríamos interpretar que el paciente podría resistirse inconscientemente a su propia curación o mejoría. Además, pareciera que el paciente encuentra cierto placer o satisfacción en mantener sus síntomas a pesar de su deseo consciente de mejorar o de expresar este mismo deseo. Esta noción planteada se relaciona con la idea de que existe un placer oculto en los síntomas que va incluso más allá.

Además, podríamos considerar que este apego al síntoma o este goce sin moderación puede funcionar como una forma de preservar la identidad de la persona. Para una mayor claridad sobre esto, podemos referirnos a la invitación al conversatorio sobre toxicomanías en la cual se realizó la semana pasada en el auditorio de la Universidad de la Cuenca del Plata en la ciudad de Corrientes. Cuando una persona dice: "yo soy adicto", podria parecer que hay un goce en desemedida que mantiene incluso la identidad del sujeto. Aquí, el psicoanálisis plantea que el sujeto se posiciona en su propia manera de diagnosticarse, ubicando una posición subjetiva precisa en su discurso. Esto también podríamos llevarlo más allá de las toxicomanías, como por ejemplo: “yo soy anoréxica", “yo soy bulímica”, o incluso “yo soy un perdedor”, “yo soy quisquillosa”. En todas estas formas, hay un significante en el cual podría decirse que el paciente se apega y no puede circular de otra forma, no puede presentarse otro movimiento.

Volviendo a la perspectiva de las toxicomanías, podemos analizar y diferenciar claramente dos logicas de demanda. Donde, por un lado, el médico responde a la lógica de la necesidad, lo que implica proporcionar un medicamento para aliviar el sufrimiento del paciente que se autodenomina "adicto", por ejemplo. Sin embargo, el psicoanalista responde a una demanda distinta, ya que observa que el sujeto desea hablar sobre algo más allá de lo orgánico. Aquí es donde la demanda se introduce en el campo del lenguaje.

Entonces, si un paciente llega a consulta y dice "vengo porque estoy angustiado", ya no estamos parados en una lógica médica, sino en un espacio donde el sujeto busca expresar algo, donde tiene un impulso de hablar o decir algo que es singular del sujeto, que le es propio. En resumen, las instituciones como las de reducción de daños en Argentina, trabajan a nivel de la necesidad, pero la tarea del analista se encuentra en otro plano. El analista no desestima esta demanda, pero no responde a esta. El analista trabaja para permitir que la demanda y el deseo del paciente se pongan en movimiento, la única demanda a la que el analista responde es la demanda de saber.

Por último, Lacan tambien decia: "La demanda siempre es demanda de amor". Lacan con esta frase no queria referirse al enamoramiento, sino que la demanda de amor esta emparentada con la búsqueda de interés, reconocimiento o satisfacción dirigida hacia el analista, siempre en el contexto del lenguaje. En el psicoanálisis, lo que se busca es un gesto de amor que surge a través del lenguaje.

Para dar un cierre con un poco de tinte artistico y literario, una cita de uno de mis escritores y críticos literarios favoritos, Roland Barthes:

"Lo que es seguro es que la demanda de amor es absolutamente incesante".

En efecto, a esto último, yo agregaría que tanto la demanda, el goce y el deseo comparten esta característica incesante y persistente en la experiencia humana.