Antes de preguntarnos sobre la clínica, deberíamos cuestionarnos:

¿Qué es el psicoanálisis? 

Y, en perspectiva, no hay una sin la otra.

La práctica psicoanalítica se fundamenta exclusivamente en su clínica. Es decir, en lo que sucede cara a cara, con el paciente.

Ahora, entonces, una nueva interrogación se nos presenta:

¿Qué es lo que acontece en ese encuentro entre analista y paciente? 

Lo que mueve el análisis, es el mismo motor que nos mueve a cada uno de nosotros: el deseo.

Y el deseo, es inconsciente. Por lo tanto, en ese encuentro, lo que mueve el análisis es el inconsciente. 

¿Qué es el inconsciente para Sigmund Freud?

Dentro de la obra del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, acerca de la constitución del aparato psíquico, el inconsciente es uno de los sistemas que conforman el psiquismo. El mismo, está constituido por elementos reprimidos a los cuales se le impide su acceso a la conciencia, por el mecanismo de la represión.

Estos contenidos inconscientes buscan constantemente abrirse paso a la conciencia, lo que lleva el nombre de retorno de lo reprimido.

Si lo logran, lo hacen a través de síntomas, lapsus, sueños, chistes, actos fallidos, todas estas son formaciones del inconsciente.

Ahora bien, lo que resulta complejo al momento de pensarse dentro de un análisis, tanto en la posición de analista como de paciente, es la fundamentación de esta práctica que funciona a contramano de todo el pensamiento y el razonamiento consciente.

La consciencia resulta, en ocasiones, un enemigo de nuestra disciplina.

Sin embargo, es uno mismo quien toma la importante decisión de iniciar un proceso conforme a la salud mental, en donde el mayor desafío resulta, justamente, confrontar esta mirada en busca de nuevas versiones de la realidad psíquica.

Fundamentos de la Clínica psicoanalítica para Jacques Lacan

Lacan, desde el inicio de su enseñanza, cuestionó la práctica de los analistas de su época, consideraba que por estar preocupados en exceso por la realidad se orientaban demasiado hacia el sistema consciente, en detrimento del inconsciente.

En efecto, para Lacan, la realidad está determinada por el fantasma, es un decir conforme al sentido y está circunscrita por la dimensión simbólica, lo común no es más que una ilusión.

La clínica psicoanalítica se sostiene en la búsqueda de lógicas diferentes a las comúnmente aceptadas por la sociedad, ya que, estas certezas y racionalizaciones vienen determinadas por lo social, y por la instancia psíquica que es el yo, la conciencia, la moral, lo manifiesto.

Para uno de nuestros más grandes referentes del psicoanálisis, Jacques Lacan:

La clínica es una constante búsqueda por hacer conscientes las formas en que cada paciente intenta responder a eso que no funciona, a la falta, eso que no cierra.

La falta, ese obstáculo que aparece sin aviso en la vida de cada uno, es parte también del deseo. Ese motor que mueve a las personas hacia nuevas perspectivas.

Lacan declara a la clínica como una producción creativa, recorrido de los obstáculos, dificultades, avatares, compromisos en los que el operador está implicado.

Este autor vuelve sobre la acción del analista en relación a una práctica que define azarosa. Explica que el discurso del analizante, sostenido en la asociación libre, es la materialidad sobre la que opera esta práctica.

Una práctica que se sostiene y se orienta por su relación con la inconsistencia.

Analizar e interpretar es el modo en que el psicoanalista ocupa su lugar en la práctica de la que se hace responsable.

Lo indescifrable e inasimilable para la conciencia, es aquello que fundamenta la clínica y práctica psicoanalítica, la apertura, dando lugar a una multiplicidad de respuestas y de interrogantes, enigmas e incertidumbres.

¿Existe una verdad a descubrir en el psicoanálisis?

Ya lo dijo Lacan:

“Para mí, la única ciencia verdadera, seria, a seguir, es la ciencia ficción”.

El lugar del psicoanálisis nunca es el de la verdad, en realidad, para Freud es una ficción, una novela, en tanto invento del sujeto para responder a las incertidumbres y adversidades que depara la vida.

Si existe una verdad, es la del inconsciente. Y allí es donde se encuentra el psicoanálisis.

El psicoanálisis va de lo particular, de lo más singular de cada uno, a lo universal, a la falta que existe para todos. Dando espacio a la diferencia, a la particularidad, la singularidad, al sujeto.

Como una creación y un invento, es posible ubicar al psicoanálisis en el registro de la ciencia ficción, de la realidad psíquica, para Freud, y del fantasma, para Lacan. No le concierne ni lo verdadero, ni lo falso, ni el engaño, ni la mentira.

El psicoanálisis puede ser una propuesta de lecto-escritura, porque implica una lectura y la posibilidad de otro anudamiento, esta puede ser una revelación para el sujeto y es en ese punto que se inventa cada ser hablante.

Es decir, que si hablamos de verdad, igualmente no somos dueños de la misma. Somos dueños únicamente de nuestra realidad psíquica, y con ella, se comienza el proceso psicoanalítico.