¿Y si no es horror sino compasión lo que mis ojos suplican?
¿Y si no es placer sino piedad lo que mi boca vomita?
¿Acaso soy un ladrón,
para que vengan con espadas y palos?
¡Si el estrago a mi hijo
sólo es el paso necesario e inevitable del alumbramiento!
¿Qué hay de malo en mi tibia erección
ante el ignominioso bacanal
de lo que debe ser hecho?
Judas de todos los tiempos,
Chronos y Saturno,
ángel desfigurado.
Quizá dios de los que quieren creer
o demonio en sueños diurnos
por un sordo imaginado.
¿Te aterra mi rostro?
¿O la oscuridad de mi entorno?
¿Acaso es el campo inquietante
que evoca la espalda de mi bocado?
¿Y vos cómo estás?
Te veo borroso
en bosques marrones
de arena arrasada.
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