2023-12-25

¡Hola, mundo!

Estoy aquí probando, explorando, viendo qué ocurre. Al exprimir este fruto, intento llenar el vacío de una página en blanco. No pretendo ser la estrella, ni lo mejor creado hasta ahora. Quizás falten etiquetas, nombres, identidad o diagnósticos, al igual que a mí y a esto que sucede en este día de nacimiento, esta especie de bestia. ¿Puedes identificar este fenómeno? Quizás sea parte de esa tendencia de la sociedad moderna a etiquetar o autodiagnosticarse.

¿Cuál es el problema? A veces no es evidente, ni aquí ni afuera. Aparece en sueños, en esos momentos en los que tenemos la habilidad de volar pero nos perdemos, no sabemos adónde ir o encontramos obstáculos. ¿Para qué quiero alas si el vuelo no es lo mío? Volar es el sueño tanto de los hombres como de los pájaros enfermos. Puedo volar, pero algo interno me lo impide, una brújula interna rota. Es patético, no soy ni humano ni pájaro enfermo.

La herida está ahí, pero tan adentro que ni siquiera los brazos pueden tocarla. Si no hay acumulación, no hay evidencia ni diagnóstico. Al carecer de ello, uno se vuelve responsable de los demás, de aquellos que sí tienen. Si pido ayuda para liberarme, tengo que esperar en la fila, al final de todo, incluso detrás de mis versiones pasadas, de momentos peores.

Tengo mucho, lo básico que cualquier persona debería tener como un derecho casi fundamental. Sin embargo, tenerlo me hace callar, guardar mis palabras para mí mismo. Atravieso esto una y otra vez, cerrando los ojos y respirando, sabiendo que la angustia llegará en momentos inoportunos, dejándome tembloroso, desorientado y vulnerable.

Siento las manos temblorosas, incapaces de formar palabras coherentes. Quiero romper límites autoimpuestos, rendirme y desaparecer. Todo parece atar, atacar y conspirar en mi contra. Un enfrentamiento conmigo mismo en busca de algo, o tal vez de nada.